Memoria urbana
La olvidada plaza de toros de Tetuán (y polvorín en la Guerra Civil)
La afición de los madrileños por la tauromaquia propició la existencia de cosos que hoy en día han desaparecido por el efecto de la piqueta
El entusiasmo de Madrid con la Fiesta Nacional es evidente. Y en el pasado... más. La mejor prueba está en la gran cantidad de cosos que existían en la capital. Festejos no faltaban, y público tampoco. De aquellos éxitos en tardes inolvidables algunos guardan recuerdo vivo, y de aquellas “catedrales” del arte taurino también. Una de ellas fue la de Tetuán, un barrio situado al norte de Madrid, que también tuvo su plaza de toros: La Plaza de Toros de Tetuán de las Victorias.
La piqueta ha borrado el recuerdo físico de aquella plaza, pero no el sentimental de tantos vecinos del barrio. Se encontraba en el espacio donde actualmente está la calle Bravo Murillo a la altura del número 297 y las calles Marqués de Viana y Conde de Vallellano. Dicha plaza, desapareció en los años cincuenta, tras ser dañada durante la Guerra Civil. Actualmente, sólo se conservan algunos documentos gráficos.
Como tantas otras cosas, existió por el empeño de una persona. Se empezó a construir en el año 1870 gracias a la iniciativa se debió a un vecino del barrio, don Ramón, uno de los fundadores de la Barriada. Poco después, pasó a ser propiedad de Manuel González. La precariedad de los tiempos propició que cambiara su función y pasase a ser un corral para el ganado que iba camino del Matadero de Madrid. Hasta finales del siglo XIX no se le devolvió su función principal de plaza de toros. En 1899, la adquirió Antonio Beltrán Berras, que decide llevar a cabo la que sería la primera reforma importante. Se volvió a inaugurar el 11 de octubre de 1900, con toros de lidia de la ganadería de Félix Gómez y con los toreros Antonio Montes y el novillero José Palomar
La plaza contó entonces con dos plantas. En la planta baja, se encontraba la oficina de la empresa, el despacho de billetes y la enfermería. La capilla y un dormitorio para el empresario se ubicaban en la planta superior. Realizada en ladrillo rojo visto, con las ventanas de estilo Neo mudéjar. El precio de las localidades oscilaba ente 1 y 3,25 pesetas.
La época más brillante de la Plaza fue cuando era empresario Domingo González, llamado «Dominguín». Presentaba carteles con la categoría más alta de todas las plazas de Madrid. Pasaron figuras tan importantes como Domingo Ortega, Manolo Bienvenida, Antonio Márquez, Cayetano Ordóñez, etc.
En esta plaza, se recuerdan grandes momentos: El 1 de mayo de 1935 se presentó como novillero en Madrid, Manuel Rodríguez Sánchez, Manolete y el 31 de mayo de 1908, tomó la alternativa Rafael Gaona.
Aquel fue su punto álgido. Luego, durante la Guerra Civil se utilizó como depósito de pólvora. Una degradación que llevó a que en agosto de 1936, se produjese una enorme explosión que la destruyó por completo. En el abandono estuvo hasta los años 80, cuando se erigió en el solar un edificio de viviendas en forma de U, en el 297 de Bravo Murillo. Pese al paso del tiempo, y a la desaparición de muchos de los que entonces asistieron a tardes de gloria taurina en Tetuán, no son pocos los que aún hoy se refieren al lugar como “la plaza de toros”.
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