Educación

El privilegio de estudiar en uno de los mejores órganos de España

Los alumnos del Conservatorio Superior de Música tomarán clase en el órgano de la Basílica de San Francisco el Grande, obra del maestro organero Cavaillé-Coll

En la Basílica de San Francisco el Grande, en el barrio de La Latina, bajo la cúpula más grande de España y entre lienzos de Goya y Zurbarán en un edificio declarado monumento nacional desde 1980, Guido García Sánchez, un alumno de segundo curso de órgano del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, interpreta el Preludio y fuga en sol menor de Johannes Brahms bajo la atenta mirada de Miguel Bernal, catedrático de Órgano del Real conservatorio y organista de la basílica. Es jueves y es día de clase. La suerte es poder tomar lecciones en un órgano único en el ámbito madrileño y muy escaso en toda España: un instrumento de 1883 creado por el maestro organero francés Aristide Cavaillé-Coll, el constructor más importante del periodo romántico.

Esto es posible después de que la Comunidad de Madrid y la Obra Pía de los Santos Lugares hayan firmado un convenio de colaboración para que los alumnos del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid puedan utilizar el órgano de la Basílica. Además, los estudiantes de estas enseñanzas públicas podrán realizar audiciones formativas, participar en ciclos de conciertos de órgano y en las actividades de difusión musical relacionadas con el templo y la historia musical.

Cuando acaba el alumno de interpretar a Brahms, Bernal, el profesor, empieza a tocar fragmentos de César Franck, que resuena desde el coro mientras los turistas visitan la monumental basílica de estilo neoclásico. «El órgano es un instrumento muy especial y en esta basílica hay uno de los más importantes de España de Cavaillé-Coll. Para nosotros es fundamental utilizarlo para clases, audiciones y conciertos y la Obra Pía asocia el mantenimiento del órgano a la cátedra que tenemos. Ya se han hecho ciclos de música y el convenio hace que se institucionalice y podamos tener una colaboración en ese doble sentido», explica Consuelo de la Vega, directora del Conservatorio Superior de Música de Madrid.

«Sobre todo es una colaboración pedagógica de formación de nuestros músicos y para la Obra Pía significa es que este instrumento se mantiene, se está tocando, se ofrece al público, se abre al mundo de la cultura para que los madrileños y no madrileños sepan lo que hay aquí», añade.

El órgano es una enseñanza superior minoritaria que se imparte en la enseñanza pública a través del conservatorio y que atrae solamente a 6-7 alumnos cada año. Es por eso por lo que se trata de clases individuales para alumnos del itinerario de música antigua que eligen órgano o bien para los de máster que escogen esta especialidad. La singularidad es que cada órgano ofrece estructuras muy distintas y, según el repertorio, uno u otro puede resultar más adecuado.

Bernal detalla que hay muchos tipos de órganos pero el de la Basílica de San Francisco el Grande es de una morfología y unas características sonoras muy especiales. Se da la circunstancia de que este instrumento del siglo XIX es del mejor constructor del mundo: Cavaillé-Coll, que fue el gran genio del órgano romántico francés. «Es uno de los pocos ejemplares que hay que tenemos cerca y, además, es de un tamaño medio que permite hacer prácticamente todo el gran repertorio sinfónico francés. Es una gran suerte poder disponer de él porque, además, está en muy buen estado de conservación, está prácticamente en estado original y muy bien mantenido gracias al trabajo de mantenimiento que hace el organero Óscar Laguna», añade el catedrático de órgano.

Bernal dice que es fácil enamorarse de un instrumento como este que ya aparecía en los grabados del siglo XIX cuando se usó en el funeral de Estado de Alfonso XII. Y allí, todos los jueves por la mañana los alumnos van pasando e interpretando todo el repertorio romántico francés. No son muchos alumnos, pero todos con vocación ya que « por desgracia es una especialidad en la que hay poca gente porque tampoco hay trabajo. No es como antes, que en cada iglesia había un organista y desempeñaba un trabajo litúrgico importante. Hoy en día esta función se ha relegado a un papel muy secundario».

Aunque en su día Cavaillé-Coll pensó que sería el instrumento más adecuado para interpretar a Johann Sebastian Bach, «nosotros preferimos interpretar el repertorio sinfónico francés, por ejemplo, de César Franck o de Alexander Guilmant». Interpretar sus obras no es fácil porque «no solo hay que pulsar las teclas, hay que saber manejar los registros, los pedales de combinación, el pedal de expresión, también entender el concepto sonoro y saber cómo combinar este tipo de registros».

Guido, de padre organista y familia de músicos, que asegura tocar el órgano una media de cuatro horas diarias, se siente afortunado por poder tomar clases en este instrumento. «Tanto el sonido como la manera de tocar te ayuda porque se nota la calidad del instrumento. Te ayuda a interpretar el repertorio», dice con convencimiento.