Esta ciudad tiene desde hace días un nuevo madrileño. Lucas es hijo de Teresa y José Luis, alcalde de Madrid. Los sectarios se han interesado en si Lucas había nacido en una clínica privada o pública, cuando la mayor parte de los ciudadanos de esta ciudad lo que queremos es que el niño y la madre estén bien atendidos por los excelentes profesionales sanitarios. Lucas, que seguro que sale listo, tendrá que apretar a su padre, o a su sucesor aunque no tenga competencias, para que mejore nuestra lista de espera en la excelente sanidad pública, algo que prácticamente ninguna comunidad ha conseguido resolver.

Podrá ir a un colegio público o privado donde recibirá, en el marco de la libertad de la que gozamos en esta ciudad, una buena educación y deberá exigir a los que gobiernen la región que mejore la enseñanza púbica sin olvidar el derecho a acudir a un centro concertado. Lucas tendrá la suerte de poder viajar en una de las mejores redes de transportes de Europa, pero si el Ayuntamiento, la Comunidad y el Estado siguen sin hacer casas se tendrá que venir a vivir conmigo a Cercedilla, donde si han echado al inútil ministro (¡por favor!) Puente podrá llegar a la hora a su destino.

Espero que para entonces el alcalde, o su sucesor, se haya ocupado de reformar la policía municipal que acumula retrasos en los cambios para ser un cuerpo más ágil, despolitizado y eficaz. Estoy seguro de que el alcalde tendrá aún unos años para mejorar esta ciudad, pero quiero, como seguro que miles de ciudadanos, que todos los niños que han nacido estos días tengan las mismas posibilidades de una vida digna como la que este feliz matrimonio va a dar a su primer hijo.