Historia

Mucha gente piensa que la única realidad es la que se ve por uno mismo, y que sólo cuenta lo que está pasando en el entorno propio del día a día. Es un pensamiento ahistórico, que no reconoce a historiadores como Tucídides en Grecia, o Tácito en Roma, que destacaron lo más intrincado de los enfrentamientos y las guerras, ya fueran las del Peloponeso, o la amenaza permanente de Germania sobre el Imperio. Con ese olvido de la Historia se nos retira la fuerza que puede latir dentro de cada uno, disminuyendo nuestro potencial ante la vida.

Eso sucede actualmente en España con su historia de los siglos XV a XVIII. De apertura al exterior, y de presencia ubicua, con un impulso originario casi increíble, que surgió del Tratado de Tordesillas de 1494; una carta fundacional de la mitad del mundo que había de entrar en un nuevo orden de vida, con la extensión de la civilización occidental y del cristianismo, pero que al tiempo hizo posible un mestizaje hispano que no tiene parangón. En relación con ese devenir, son muchas las voces, resonantes en obras de gran alcance, que se están levantando. Dando nueva fuerza a los lectores de una patria entumecida, y obscurecida con las peores sombras de guerracivilismo y la vieja teoría de las dos Españas irreconciliables. Ese movimiento que se percibe, con nombres de autores y de libros, tiene que ensancharse con algún tipo de plataforma común. No para crear ninguna leyenda blanca frente a la negra; sino para poner la Historia universal del país en el sitio que le corresponde.

Debe ganar fuerza ese impulso vital, y está claro que no deberíamos dejar escapar una situación como la presente. Que después de tantas agresiones y tergiversaciones históricas, nos amenaza con un horizonte tan yermo como algunos pretenden que fue el pasado. Nos va mucho en ello.