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Crisis climática
Experto en Zoología afirma: «La superficie protegida en España no es un lastre para el desarrollo económico»
¿La instalación de renovables puede amenazar la biodiversidad? Juan Manuel Sánchez, catedrático de la Universidad de Extremadura, asegura que es compatible alcanzar un escenario en el que los objetivos energéticos sean cumplidos y, a la vez, la naturaleza esté protegida
La labor investigadora de Juan Manuel Sánchez Guzmán, profesor catedrático de Zoología en la Universidad de Extremadura, arranca en Málaga. En concreto, en la laguna de Fuentepiedra, un humedal de aguas de elevada salinidad donde crían numerosas especies de interés desde el punto de vista de la conservación. Desde entonces no ha parado. Ha desarrollado multitud de proyectos —en colaboración con la Junta de Extremadura y la Confederación Hidrográfica del Guadiana— relacionados con las aves acuáticas, la gestión de hábitats naturales en embalses y la protección de especies amenazadas.
En las dos últimas décadas, ha trabajado en iniciativas similares en diversos países: desde Méjico a Tierra de Fuego, en Sudamérica, o en el norte de África. Además, es el coordinador nacional del Plan Complementario de Biodiversidad, aprobado por el Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España, cuyo objetivo es detener la crisis de biodiversidad e impulsar adaptación de los sistemas naturales al cambio climático. Estos días participará en el Encuentro: Fotovoltaica y biodiversidad, que se celebrará el próximo 25 y 26 de octubre en Trujillo (Cáceres), organizado por la Universidad de Extremadura, Junta de Extremadura e Iberdrola, que reunirá a unas 50 voces expertas del sector en unas sesiones a puerta cerrada. ¿Su misión? Ser el germen de posibles iniciativas y alianzas en este ámbito.
—¿Qué lecciones nos deja la Covid-19 en cuanto a la importancia de cuidar el ecosistema?
—No solo la Covid-19, la aparición de numerosas enfermedades zoonóticas muestran que una transformación masiva de los ecosistemas y el contacto estrecho de la población humana con otras poblaciones de fauna que, hasta ahora eran relativamente inaccesibles, están provocando nuevos y persistentes brotes epidémicos. Por ejemplo, hay estudios científicos que demuestran una relación entre los brotes de ébola y los procesos de deforestación intensa de las regiones donde aparecen. Por otra parte, el incesante proceso de invasiones de especies exóticas y su papel en la aparición de enfermedades previamente no existentes en la zona, demuestran la importancia que en la salud tiene un medio ambiente bien conservado. Basta con leer la importancia que este tema tiene en la estrategia 2030 de desarrollo sostenible.
—¿La instalación de renovables puede amenazar la biodiversidad?
—Depende de la escala a la que nos estemos refiriendo. A la biodiversidad, como tal, probablemente no. Pero es obvio que localmente supone una ocupación del territorio que, en el mejor de los casos, conducirá “solamente” a un cambio en los usos del suelo que existían hasta ese momento. Ello supondrá una alteración que afectará a las comunidades originales ubicadas en la zona que, en ocasiones, podrá conducir a una mejora de la situación previa por la exclusión de alguna actividad humana que les resultara perjudicial. Pero, en otras muchas, acarreará un impacto negativo sobre las comunidades allí asentadas y obligará al desarrollo de medidas que minimicen las consecuencias del citado impacto. También influye, sin duda, el tipo de renovables. No es lo mismo un parque de aerogeneradores que uno de fotovoltaicas, por ejemplo, y esto hace que también sean diferentes, tanto la predictibilidad del impacto como la complejidad en el diseño de las medidas correctoras que deben de llevarse a cabo.
—¿Es compatible alcanzar un escenario en el que los objetivos energéticos sean cumplidos y la naturaleza esté protegida?
—No hay más remedio que alcanzarlo. A priori puede parecer complejo, pero es alcanzable. Para ello es necesario aumentar el conocimiento que se tiene sobre la biodiversidad, los hábitats y ecosistemas y sobre la conservación de las especies. Hay que diseñar mapas de sensibilidad de la biodiversidad y de los territorios frente a los diferentes proyectos de ocupación y transformación del territorio. Esto es lo que parece más complejo. Ahora bien, si somos capaces de generar un conocimiento suficiente tanto en calidad como en objetividad, todo será más fácil. La superficie protegida en Extremadura, España o Europa no es, bajo ningún punto de vista, un lastre para el desarrollo del país o del continente. Solo es necesario, entonces, compatibilizar los diferentes usos del territorio a la hora de trazar esos planes de desarrollo. Parece que no deja de ser una práctica de sensatez, previa a la planificación de cualquier proyecto.
—¿Qué especies de flora y fauna son las más amenazadas por la instalación de paneles fotovoltaicos?
—Hoy en día, cuando la instalación de paneles fotovoltaicos no implica grandes movimientos de tierra y su gestión posterior no es tan agresiva como antes afectará, principalmente, a algunos hábitats de interés cuyo inventariado no es suficientemente exhaustivo. En lo referido a fauna, al desconocer, por ejemplo, la presencia de numerosos grupos de invertebrados en determinadas zonas, dificultaría su protección. En el caso de los vertebrados, sin embargo, contamos con información más detallada y de calidad. Es poco frecuente que se vean afectados porque, ya en las primeras fases de la actuación, quedan excluidas las áreas que albergan especies amenazadas. Indudablemente, la mayor amenaza podría focalizarse sobre las comunidades agrarias de espacios abiertos, principalmente las de esteparias que, actualmente, ya están en una situación crítica por numerosas razones. Esta afección podría ser grande en especies de esteparias de mediano y gran tamaño.
—¿Cuál es la solución principal para compatibilizar un aumento de energía limpia con la protección de los hábitats y la biodiversidad?
—Esta sí es fácil: basar todas las tomas de decisiones en información que esté sustentada en el conocimiento. En muchas ocasiones la información aportada no da respuesta a los objetivos planteados y/o a los conocimientos existentes sobre ellos.
—¿Qué medidas está adoptando el sector para proteger el entorno en el que se instalan las plantas?
—No sé qué está sucediendo en cada caso, pero es cierto que en la comunidad autónoma de Extremadura se está articulando una importante relación entre la administración, promotores, consultores, investigadores, organizaciones no gubernamentales y la sociedad, en general, para llevar a cabo un modelo de desarrollo hasta ahora desconocido para otros sectores. Se ha desarrollado una unidad específica de Evaluación de Impacto Ambiental para el sector de las renovables y las Declaraciones de Impacto Ambiental, con sus medidas compensatorias, están siendo muy pormenorizados, incluyendo, desde los microorganismos formadores del suelo hasta los depredadores que se encuentran en los paisajes donde se instalan los parques de las renovables. Se proponen desde proyectos específicos de custodia de territorio hasta profundos estudios sobre las respuestas de las comunidades que ocupan tanto las zonas donde se desarrollan las instalaciones como las que pueblan su entorno. Todo ello, acompañado de una adecuada predisposición de los promotores para desarrollar las medidas sean propuestas
—¿Qué experiencias y conclusiones llevadas a cabo en Extremadura podrías resaltar?
—Me gustaría abundar en los estudios que se han venido realizando sobre el uso de espacios y recursos, con numerosas especies catalogadas en diferentes grados de amenazas. Los resultados muestran la influencia que los parques tienen en su entorno. Algunos son sorprendentes porque manifiestan un aumento de uso de esos territorios. Pero no, no todo es positivo. Se detectan también importantes deficiencias en las que se sigue trabajando para dar las respuestas adecuadas. Es importante que, desde la administración, se siga muy de cerca el desarrollo de las instalaciones y se propongan, en las medidas compensatorias, estudios sobre el mantenimiento de la biodiversidad a largo plazo que, aunque no sean la panacea que todo lo cura, terminarán dando su fruto.
—¿Qué se espera del encuentro sobre fotovoltaica y biodiversidad que se celebrará en Trujillo del 25 al 26 de octubre?
—Creo que es un ambicioso intento de atraer a todos los sectores que intervienen en las diferentes fases del desarrollo de los proyectos de los que venimos hablando a participar en el ineludible diálogo que, sobre los factores que inciden en la Biodiversidad durante la instalación y posterior actividad de los parques de energías renovables, debe de llevarse a cabo.
—¿Qué podemos aprender de todo esto de cara al futuro?
—Que el desarrollo no tiene por que incidir, más de los estrictamente necesario, en el recurso natural esencial que es la Biodiversidad y que ésta, por supuesto, no supone ningún freno para el desarrollo socioeconómico de las regiones.
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