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Biodiversidad

Demasiado carbono: los bosques mediterráneos pasarán a ser matorrales

Un estudio liderado por un español y publicado en la revista ‘Nature’ detecta que el secuestro de carbono corre un grave riesgo de desestabilizarse en grandes regiones del planeta

Bosque de pinos
Una naturaleza inestable a la hora de capturar carbono dificulta la toma de decisionesDreamstime

«En los ecosistemas mediterráneos, podríamos ver bosques que pasan a ser matorrales sin capacidad de volver a la forma original de bosque», indica Marcos Fernández, primer autor de un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature e investigador del CREAF (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales). La investigación muestra signos de que el secuestro de carbono está en riesgo de desestabilizarse en grandes regiones del planeta.

Así, la publicación señala que el secuestro de carbono (la diferencia entre el CO2 que capturan y liberan los ecosistemas a la atmósfera) ha variado mucho en los últimos años en algunas zonas del planeta. De esta manera, ha habido años con mucha productividad vegetal, es decir, mucho secuestro y años con poca. Los autores alertan de que esta variabilidad es una señal de que los ecosistemas podrían estar en riesgo de desestabilizarse y entrar en una espiral de cambios abruptos que los modifique.

El estudio muestra que las zonas que presentan más riesgo son aquellas que tienen menos bosques, más cultivos, son más cálidas y han sufrido mayores aumentos en la variabilidad de sus temperaturas, lo que podría estar relacionado con un aumento de los episodios de tiempo extremo como oleadas de calor y de frío. Estas regiones serían la zona mediterránea, África oriental, las costas occidentales de Norteamérica y Centroamérica, India y Pakistán o el sureste asiático.

Una naturaleza inestable limita el secuestro de carbono

Además, el estudio pone de manifiesto que las regiones con un potencial más elevado de desestabilizarse han visto comprometida su capacidad de secuestrar carbono en los últimos años. Por el contrario, las zonas que han tendido a ser menos variables, como el Amazonas Amazonas o regiones del centro y norte de Europa, han aumentado su capacidad de secuestrar carbono. «En el caso del Amazonas vemos concretamente que aunque durante el período de estudio, de media, ha perdido [capacidad de secuestrar] carbono, cada vez pierde menos porque el sistema es ahora menos variable que antes», explica Josep Peñuelas, profesor de investigación del CSIC en el CREAF.

¿Qué consecuencias tiene todo esto en la capacidad de los bosques de absorber carbono y qué impacto tendrá para el medio ambiente global? En primer lugar, que «poder predecir el ciclo del carbono es clave en la lucha contra el cambio climático». Si no desconocemos el poder de absorción de los ecosistemas, adoptar medidas resultaría más complicado. «Aunque todavía no sabemos si estos cambios abruptos traerán cambios en el clima o en la capacidad de las plantas plantas de secuestrar carbono, una potencial desestabilización de grandes regiones de la biosfera nos hace las predicciones más difíciles porque aumenta mucho la variabilidad», comenta Jordi Sardans, también autor e investigador del CREAF.

Mayor absorción en regiones con biodiversidad intermedia

En ecología siempre se dice que los ecosistemas más biodiversos, con mayor diversidad y riqueza de especies, son más estables y productivos, y por tanto tienen más capacidad de secuestrar carbono. En este estudio se ha querido testear esto en todas las regiones del mundo estudiadas y se ha visto que las tasas más elevadas de secuestro de carbono se dan en regiones con biodiversidad intermedia, mientras que en lugares donde la biodiversidad es muy elevada, como ahora los trópicos, esta capacidad de secuestro de carbono es menor. ¿Por qué?

Según apuntan los investigadores, esto puede deberse a que el efecto positivo de la biodiversidad sobre la descomposición y respiración de los ecosistemas tropicales podría compensar el efecto positivo sobre la fotosíntesis, lo que no ocurriría en otros ecosistemas. Por otra parte, y en contra de lo que se pensaba, este trabajo también apunta a que la máxima variabilidad en el secuestro de carbono también se da en regiones con biodiversidad intermedia. Desde CREAF afirman que «dada la escala global de este estudio, entender los mecanismos detrás de estos resultados resulta muy difícil».

El equipo de investigación ha trabajado con los datos globales de producción neta de los ecosistemas para el período 1981-2018 de dos modelos globales de inversión atmosférica (CAMS y CarboScope). También datos de producción limpia de los ecosistemas de un conjunto de 12 modelos dinámicos de vegetación global (TRENDY). El artículo ha estado liderado por el CREAF y la Universidad de Antwerp, Bélgica.

Para su elaboración ha contado con la colaboración de un equipo con miembros del CSIC, de la Universidad de Barcelona, la Universidad Paris-Saclay, Francia, del International Institute for Applied Systems Analysis, Austria, la Universidad de Oxford, Reino Unido, del Max Planck Institute for Biogeochemistry, Alemania, de la Universidad de Exeter, Reino Unido, del Canadian Centre for Climate Modelling and Analysis , Canada, de la Universidad de Illinois, EEUU, del National Center for Atmospheric Research, EEUU y del National Centre for Atmospheric Science, Reino Unido.