La madera se abre paso para descarbonizar la construcción

La utilización de madera como elemento estructural en la construcción de edificios conlleva una serie de impactos positivos en áreas muy diferentes de la cadena que va de su producción hasta su uso en edificios. Incluyendo la reducción de la huella de carbono de la edificación.

Los procesos de producción de madera en general para construcción, específicamente la procedente de bosques sostenibles certificados FSC, favorecen el desarrollo rural, dinamización del sector forestal, industrialización y creación de empleo en las comarcas forestales, estimular el avance tecnológico y menor necesidad de mano de obra en la fase de edificación, son algunas de ellos.

Cuestiones que se pusieron de manifiesto durante la jornada «En madera, otra forma de construir. El material constructivo sostenible del siglo XXI», organizada por FSC y celebrada recientemente, una de las acciones de la organización para dar valor a los montes certificados con su sello y a la industria forestal derivada.

Un objetivo que tiene bastante sentido en un país en el que «más de la mitad del territorio es superficie forestal, un 37% arbolada», en palabras de Elsa Enríquez, subdirectora general de Política Forestal y Lucha contra la Desertificación del Miteco. Y en el que «el número de certificaciones de cadena de custodia de madera para construcción ha pasado de 153 en 2020 a 188 en 2024», datos aportados por Gonzalo Anguita, director ejecutivo de FSC España.

Todas las prestaciones

Lejos de ser un material a tener en cuenta solo para levantar viviendas unifamiliares o edificios de pocas alturas, la madera reivindica sus papel en obras de más envergadura. Y, si se trata del mercado residencial los aspectos económicos de un proyecto también son fundamentales.

Como también lo es para cada vez más promotores el balance de huella de carbono. Sandra Fernández, directora general de Lignum Tech, puso el ejemplo de un edificio nuevo en Madrid de viviendas para el que su empresa ha suministrado la estructura de fachadas de madera desarrollada por ellos «su huella de carbono es de 42 kilos de CO2 equivalente por metro cuadrado, frente a los 400 de una tradicional». Otra característica es su ligereza «tiene un peso de 60 kilos por metro cuadrado, frente los 350 o 400 de una tradicional y, como llega a la obra lista para su colocación, no requiere andamios, solo una grúa. Ahí tenemos otro ahorro de costes a los que sumar los de requerir menor estructura y cimentación del edificio».

Fernández puso énfasis en que «para democratizar el uso de la madera, lo primero es dar confianza al promotor y al arquitecto de su adecuación al uso y documentar que el material cumple con toda la normativa del Código Técnico de la Edificación, desde la fabricación al montaje. Y la tecnificación proporciona a la madera para edificación esas características requeridas. Además, añadió, la digitalización nos permite desarrollar sistemas de menor coste respecto a los tradicionales, adaptarnos a las necesidades exactas requeridas por un proyecto y cumplir los plazos».

Fernández destacaba también que «nuestra fábrica está en la sierra de Cuenca, que tiene un pino de una calidad excepcional. Está completamente automatizada y podemos decir con orgullo que entre nuestros operarios hay un alto porcentaje mujeres». Por otra parte, dadas las características de la estructura, «la instalación requiere menos mano de obra, en un sector en el que está notándose una carestía muy importante de en ese sentido».

Calidez y buena convivencia

El estudio especializado en arquitectura residencial singular y en edificios públicos, fundamentalmente bibliotecas, Suma Arquitectura, es el responsable del diseño de la biblioteca pública barcelonesa Gabriel García Márquez. Un edificio de seis pisos y con una estructura de madera vista, que ha recibido prestigiosos premios dentro y fuera de España. Entre ellos el de mejor biblioteca pública nueva del mundo que otorga la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias, (IFLA; en sus siglas en inglés), el del Colegio de Arquitectos de Madrid y el Ciudad de Barcelona. Y desde anteayer es uno de los siete finalistas del Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea, Premios Mies van der Rohe 2024.

Guillermo Sevillano, cofundador del estudio Suma Arquitectura, refirió que «la madera nos interesa particularmente por sus prestaciones técnicas. En el caso de la biblioteca, permiten que desde la losa de cimentación para arriba todo sea madera. Pero, también porque se relaciona muy bien con el resto del entorno construido y por la calidez que da a los usuarios de un edificio». Un material sobre el que, recuerda «apenas habíamos recibido formación en la universidad, pero ese mismo no saber nos empujó a aprender, para entender y estirar sus posibilidades».