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Opinión

Moción de Vox: objetivo Feijóo

No solo se presentan para ganar, sino para incidir en elecciones

Alberto Núñez Feijóo junto a Cuca Gamarra, Esteban González Pons y Elías Bendodo, en la sede del PP
Alberto Núñez Feijóo junto a Cuca Gamarra, Esteban González Pons y Elías Bendodo, en la sede del PPDiego Crespo

«O Sánchez o Tamames», esta es la consigna que va a esgrimir Santiago Abascal hasta que la moción de censura, la segunda que presenta su grupo, sea una realidad en el Congreso. De momento, no hay fecha para el debate pero el líder ultraderechista confía en que sea el mes de marzo, antes de la Semana Santa para poder convocar un «superdomingo» electoral el 28 de mayo. Anuncio hecho por el líder de Vox que bien podría haber dejado a su candidato para su primera intervención. No ha sido así. La semana pasada desde el partido desnudaron a Tamames reconociendo sus puntos débiles. Casi parece que desean que no gane. No ganará, pero sin duda viene al pelo el dicho «ves con ojo con lo que deseas».

Después de tres meses de tiras y aflojas entre el partido y su candidato se ha registrado la moción. Más que una censura al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, parece que es contra el líder de la oposición. Primero, por no presentarla, a pesar de que Vox le daba respaldo, como se ha encargado Abascal de recordar. Segundo, porque Vox «no se cruza de brazos, lo que implica que otros –el PP– sí. Y tercero porque la dicotomía que ha presentado Abascal implica que si no apoyas a Tamames es que apoyas a Sánchez. Sin embargo, aunque el PP es el principal objetivo, el PSOE más vale que la afronte con tiento porque la moción tiene un doble objetivo. Atizar a Feijóo por blando y atizar a Sánchez por ilegítimo, indeseable y todos los «i» que se les puedan ocurrir.

El PP es consciente de la emboscada que le ha tendido Abascal necesitado de recuperar pulso electoral en unas municipales y autonómicas que no son su mejor escenario. De ahí, que el líder ultraderechista apueste por el «superdomingo», porque las generales le reportan el valor añadido de una marca que en las elecciones del 28 de mayo no le aporta casi nada. Con candidatos o desconocidos o muy significados en posiciones ultras, el panorama de mayo no augura grandes éxitos.

Como son conscientes tiran agua al vino y tratan de bajar el suflé. Feijóo, el objetivo último de la moción de censura, no asistirá al debate y el PP se abstendrá para poner masilla en la grieta que quiere abrirle Vox. Ni estarán con Sánchez ni con el «profesor» Tamames, como ahora califica Abascal al candidato. ¿Quién puede dejar como un trapo a un profesor de reconocido prestigio? Con esto juegan los de Abascal, que en el fondo reconocen que Tamames tiene más tablas, es más leído y tiene más pedigrí que su líder. El PP no se va a dejar intimidar porque en las encuestas tiene el viento de cola. Solo hace falta para evitar perder fuelle demoscópico no meter la pata. A esta tarea encomendará Feijóo a Cuca Gamarra que, dicho sea de paso, no es garantía de nada.

La moción no saldrá, solo contará con los votos de Vox. PP, Foro Asturias y Navarra Suma se irán a la abstención. La mayoría de investidura votará en contra sumando en sus filas seguramente a Coalición Canaria. Sin embargo, el conjunto del arco parlamentario saben que a dos meses de las elecciones hay que hilar muy fino, so pena de tener algún disgusto. Habrá que ver como plantea el debate la izquierda. De momento, no hay una unidad ni de criterio ni de acción. Como mucho los partidos están viendo si se evitan un debate de tres días. Seguramente, el candidato también lo agradecerá y, si me apuran, también los sufridos ciudadanos en tanto que electores.

No conviene tomarse la cosa a broma. La moción caerá pero no siempre las mociones se presentan para ganarlas, sino para que incidan en las elecciones. Abascal lo sabe y es su as en la manga en una convocatoria que, hoy por hoy, no le va a dar alegrías. ¿Y las generales? Muy lejos quedan señor Abascal.