Prueba
Es difícil reunir una serie de virtudes como las que tiene el Explorer de Ford, en un automóvil. Aspecto impresionante, capacidad interior casi sin límites, potencia y deportividad. Para colmo, como estamos ante un híbrido enchufable, gracias a esta tecnología conseguiremos unos consumos muy ajustados en relación al coche que conducimos y, además, disfrutaremos de las ventajas de llevar en el parabrisas nuestra etiqueta Cero. Todo ello por un precio de algo menos de ochenta mil euros.
No cabe duda, desde el primer golpe de vista, que nos montamos en un todoterreno. Su impresionante frontal, con una parrilla central alargada en negro mate y sus faros estilizados en la parte superior, además de las entradas de aire más bajas y los faros supletorios, no dejan lugar a dudas de su vocación para circular fuera del asfalto. La tracción total y la caja de cambios de diez velocidades y un chasis muy bien estudiado le permiten superar todo tipo de obstáculos. Ayudado, además, por los diferentes tipos de conducción que se pueden seleccionar, entre los cuales se encuentran los específicos para circular por tierra, terrenos resbaladizos nieve. Ello le convierte asimismo en un coche válido para los amantes de la montaña.
Al volante, el conductor percibe la calidad de materiales que siempre ha caracterizado a los Ford y destaca en el salpicadero una pantalla de posición vertical en la que se incluyen todas las informaciones y conexiones diversas. Muchas de estas funciones pueden ser reguladas desde los mandos en el volante. Entre los asientos, la caja de cambios se regula con una ruleta de fácil manejo. Entre los modos de conducción, los más habituales serán «Normal», «Eco» y «Deportivo», en función de las necesidades de cada momento. Con el último, se consiguen unos consumos verdaderamente ajustados para el tamaño del vehículo, ya que estamos conduciendo un coche que mide algo más de cinco metros de largo, por dos de ancho y 1,78 de alto. Realmente grande. Pero, aun así, con la combinación de las funciones eléctricas y de gasolina, en carretera podemos estar por debajo de los ocho litros. Que se pueden convertir en unos 15 si queremos sacar todo el partido a sus prestaciones.
Estas amplias dimensiones se dejan notar en el interior, donde pueden viajar cómodamente hasta siete personas adultas en sus tres filas de asientos. Es decir, mejor habitabilidad que la que ofrecen la mayoría de los SUV del mercado. Los dos asientos posteriores pueden abatirse fácilmente para incrementar la capacidad del maletero, al que se accede por un amplio portón posterior que se abre pasando el pie por la parte baja del coche. La capacidad de carga en su configuración habitual, es decir, con dos filas de asientos, es de 635 litros, que pueden ampliarse hasta cerca de dos mil trescientos abatiendo los respaldos de los asientos de la segunda fila.
En carretera, su comportamiento es brillante, gracias a un chasis bien concebido y a la potencia de su mecánica. Bajo su capo delantero encontramos un motor V-6 de tres litros turbo con intercooler que rinde una potencia de 360 caballos y que se complementa con otro motor eléctrico de 120 hasta llegar a una fuerza conjunta de 475 cv. Gracias a ello, a pesar de que da en la báscula alrededor de dos toneladas y media, sus prestaciones son magníficas, con una velocidad máxima de 230 por hora y una aceleración de 0 a 100 en poco más de cinco segundos, en este último caso, favorecido por la elasticidad de su motor eléctrico. Al ser un phev, podemos circular hasta 40 kilómetros en modo eléctrico seleccionando la opción de circular solo en eléctrico, aunque podemos elegir asimismo una utilización híbrida o la posibilidad de guardar esta energía para utilizarla en el momento más oportuno. Es decir, estamos ante un automóvil válido para todos los escenarios. Para circular por el centro de las ciudades, por carretera, ir de viaje o usar en el campo. Un conjunto muy completo.