Mecánica
Pequeñas reparaciones para evitar grandes disgustos
Varias piezas importantes del coche solo cuestan unos pocos euros, pero pueden provocar averías de varios miles
Más vale prevenir que curar. Y en lo que se refiere al automóvil, revisar o cambiar determinadas piezas muy sencillas y baratas nos pueden evitar averías económicamente muy costosas. Porque en algunas ocasiones las averías son provocadas por piezas cuyo coste puede ser el equivalente a unas cañas antes de comer, pero que encadenan otra serie de complicaciones que nos pueden resultar muy caras. El primer ejemplo es la arandela del tapón del cárter. Con un coste de entre 0,50 céntimos y 1 euro, en cada cambio de aceite es necesario sustituirla. Sin embargo, si este reemplazo lo hace un particular y no un profesional y se realiza de forma errónea, puede derivar en un gran problema: desde aflojarse hasta partirse por completo, lo que supone la pérdida parcial o total del aceite.
Además del perjuicio medioambiental que ello supone por la contaminación que causa, la consecuencia de esta fuga normalmente es el gripado del motor, una avería que puede alcanzar los 4.000 euros si se utilizan piezas de segunda mano; 8.000 euros, si el propulsor es nuevo. Y, por supuesto, tener parado el coche semanas o meses, dada la escasez de piezas que se está produciendo en muchas de las marcas más vendidas. Otro apartado a vigilar es el de la temperatura de funcionamiento. Si se percibe una subida inusual de la temperatura del motor es importante acudir con urgencia al taller. En muchas ocasiones, el culpable es el sensor de la temperatura, con un coste que podría calcularse entre 15 y 20 euros. Sin embargo, si no se realiza el cambio de la pieza, el propulsor seguirá trabajando a altas temperaturas y, tarde o temprano, terminará rompiéndose.
Otro componente a vigilar son las bujías, siempre y cuando el coche las lleve, porque con frecuencia son inyectores. La bujía puede tener un precio medio de 10 a 20 euros por unidad. No es una avería aparatosa, pero, en muchos casos, es sinónimo de llamada a la grúa, ya que el vehículo no puede continuar la marcha o da tirones constantes. En función del fabricante, se recomienda su cambio entre los 50.000 y 90.000 kilómetros recorridos. Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta, y no solo por el mantenimiento sino también por la seguridad vial, las válvulas del neumático. En los talleres especializados siempre son sustituidos en cada cambio de gomas pero, desafortunadamente, no siempre es la tónica habitual. En caso contrario, su deterioro puede repercutir en un reventón de la rueda y, por ende, sufrir un posible accidente. Su precio unitario no supera los 2,5 euros; 3,5 para válvulas convencionales.
Por último, un elemento “olvidado” son los limpiaparabrisas. Además de ser un punto a revisar en la ITV, un mal estado de los mismos supone una situación de riesgo extremo en condiciones de lluvia o nieve. Con un coste que arranca en los 15 euros, es vital cambiarlos si las gomas están agrietadas o se perciben los primeros síntomas de desgaste. Porque no hay nada más caro que tener un accidente y especialmente en invierno la visibilidad es primordial.
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