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Opinión

La IA y la creatividad: ¿enemigos o aliados?

Alejandro Mesonero-Romanos, responsable de diseño de Alfa Romeo, reflexiona para LA RAZÓN sobre el papel de la Inteligencia Artificial en el proceso creativo

Alejandro Mesonero-Romanos es Direttore Centro Stile ALFA ROMEO AR

Se habla mucho de la inteligencia artificial. Sí, pero no siempre con claridad. Este es un tema complejo sobre el que circula mucha desinformación, y que toca uno de los aspectos más fundamentales del ser humano: la creatividad. ¿Qué ocurre cuando una máquina empieza a generar ideas? ¿Estamos ante el fin de lo humano o ante el inicio de una nueva era creativa? Como diseñador automotriz, me gustaría compartir brevemente mi experiencia personal. Lo primero que debo decir es que el escenario tecnológico -y en particular el de la IA- está evolucionando a una velocidad asombrosa. A menudo cuesta entender la dimensión del cambio que estamos viviendo o que está por llegar. Aunque hablamos mucho de inteligencia artificial, lo cierto es que lo que ha cambiado radicalmente en los últimos 40 años es la tecnología en general. Estamos inmersos en un mundo tecnificado, muchas veces sin darnos cuenta.

Transformación continua

Desde los primeros ordenadores y el diseño asistido por ordenador (CAD) en los años 70 y 80, hasta internet y los smartphones en los 90, hemos vivido una transformación continua. Y ahora, la IA representa un salto más, uno probablemente más profundo que todos los anteriores. ¿Es esto una amenaza para la creatividad? ¿O una oportunidad para llevarla más lejos? Yo creo que la IA es una herramienta poderosa. Bien usada, puede convertirse en una gran aliada. Hasta hace poco, pensábamos que la creatividad -basada en emociones, intuición y experiencia- era irreproducible por una máquina. Pero la IA ha empezado a demostrar que, con el input humano adecuado, puede generar ideas sorprendentemente originales.

«Chispas creativas»

En los estudios de diseño actuales, la IA ya es parte del día a día. Funciona de forma parecida a un cerebro humano: combina datos, imágenes, textos y conceptos para generar nuevas propuestas. Nosotros hacemos algo parecido: asociamos recuerdos, referencias y estímulos para crear. Lo verdaderamente nuevo no nace de la nada; todo se basa en lo anterior. En Alfa Romeo, por ejemplo, usamos la IA como generadora de «chispas creativas». Ideas que, en un primer momento, pueden parecer vagas o inacabadas, pero que, con la visión y el trabajo de nuestros diseñadores, se transforman en conceptos potentes. A veces ocurre lo contrario: una idea buena se potencia gracias a la IA. Algo parecido a lo que vivimos cuando empezamos a usar Photoshop hace años: un boceto podía convertirse en una ilustración de gran calidad en pocas horas.

La IA no debe ser vista como una competidora de la inteligencia natural, sino como una colaboradora. El equilibrio entre intuición humana y cálculo algorítmico puede dar lugar a resultados extraordinarios. Pero, como toda herramienta poderosa, también entraña riesgos. En nuestro ámbito, el mayor peligro es la estandarización: que el diseñador deje de ser creativo y se convierta en un operador que simplemente dirige algoritmos. Por eso, la clave está en el uso responsable. La IA será una oportunidad o una amenaza en función de cómo sepamos trabajar con ella.

Yo, personalmente, soy optimista. En Alfa Romeo, trabajamos con IA todos los días. Y los resultados, tanto en rapidez como en cantidad de ideas generadas, son espectaculares. La IA nos ayuda a explorar territorios creativos que, de otro modo, tardaríamos mucho más en alcanzar.

Este artículo lo escribí con mi iPad. Para ajustarme al número de palabras, pedí a la IA que me ayudara a reducirlo sin alterar su esencia. Gracias a eso, he podido disfrutar un poco más de este luminoso domingo de primavera en Turín.

Alejandro Mesonero-Romanos, es Direttore Centro Stile ALFA ROMEO