¿Qué es el 'icing' y por qué te pueden multar con hasta 200 por ello en España?

A pesar de los esfuerzos que está haciendo la Unión Europea de ir sustituyendo paulatinamente los coches con motor de combustión (tanto los que funcionan con gasolina como con diésel) por otros eléctricos, en España la cuota de mercado de estos automóviles no pasa del 4,5%. Hace algunos días les contábamos en LA RAZÓN cómo la mala gestión del Gobierno en este aspecto podría estar retrasando la 'migración' hacia el automóvil eléctrico.

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Mientras que en otros países europeos ya están alcanzando el objetivo del 20% de coches eléctricos sobre el total de los que se matriculan, en España estamos muy lejos aún de los resultados que se pretendían obtener. En parte, esto se debe a un mal desarrollo del 'Plan MOVES' por parte del Ejecutivo español, que está provocando que el cambio hacia un automóvil supuestamente menos contaminante no se esté dando tan rápido como se esperaba.

El mayor desafío en la implementación de esta clase de vehículos en nuestro país es la falta de infraestructura necesaria para un buen funcionamiento y unos desplazamientos cómodos que motiven la compra. La Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) se lamentaba hace unos meses de que el número de estaciones de carga eléctrica para vehículos de este tipo era insuficiente para satisfacer la demanda.

Además de los ínfimos puntos de carga que existen en territorio español, los conductores de automóvil eléctrico se tienen que enfrentar a otro gran inconveniente causado por la acción humana y la falta total de sentido del civismo de algunos pocos ciudadanos. Se conoce como 'icing', y puede ser multado con hasta 200 euros si se comete.

¿En qué cosiste el 'icing' y cómo evitar cometerlo?

El término anglosajón 'icing' nació en Estados Unidos y Canadá, donde se empezó a ver esta práctica inmoral primero y los gobiernos tuvieron que tomar cartas en el asunto para penar la actividad legalmente. Su nombre dado por una analogía con el hielo, que tantas veces bloquea o dificulta el acceso y tránsito en las carreteras.

En España, la DGT ya lo está comenzando a castigar con multas económicas que van desde los 100 hasta los 200 euros por infracción. Se conoce como 'icing' cuando el espacio en el aparcamiento reservado única y exclusivamente a los coches eléctricos, normalmente porque allí al lado se encuentra un punto de carga de este tipo de vehículos, es ocupado por un conductor de un automóvil de combustión, ya sea de gasolina o diésel.

De esta forma, se impide al acceso a las estaciones de recarga, pudiendo provocar incluso que muchos otros pilotos no puedan seguir su camino. Este problema se deriva del avance tecnológico, ya que antes solo existían coches de combustión, que si bien se 'cargaban' de combustible mucho más rápido, también contaminan más y provocan una huella de carbono mucho más grande que la de los automóviles eléctricos o híbridos.

Sin embargo, un caso parecido a este de falta de civismo se podía observar cuando un conductor ocupaba la plaza de aparcamiento reservada para personas con discapacidad, que normalmente se sitúan cerca de la entrada al edificio en cuestión y en lugares de mejor visibilidad y acceso.

En España, la prohibición de aparcar en estos espacios está indicada por la señal de tráfico ' R-308', que trata de ceder un pequeño espacio a los coches que realmente lo necesitan. De hecho, no solo se castiga a los vehículos de combustión, también existen las multas para los conductores de coche eléctrico que acaparen estas plazas junto a los puntos de carga por más de dos horas seguidas.

La propia Dirección General de Tráfico (DGT) está implementando cámaras de vigilancia y otra clase de dispositivos de seguridad para evitar la comisión del 'icing', y poder multar más fácilmente a los conductores que lo practiquen. Esta medida pretende asegurar que los puntos de carga estén disponibles y fomentar un uso más consciente de los espacios públicos.