Volkswagen T-Cross 2024: funcionalidad urbana

En la última década ha proliferado con mucho éxito un tipo de urbano que hoy prácticamente se ha hecho con este mercado utilitario utilizando los argumentos de los SUV que dado puntilla a los monovolúmenes familiares y a las berlinas tradicionales.Se trata de los SUV de más pequeño tamaño, en torno a los 4 metros de longitud, sobre los que también hay detractores por ser menos eficientes en términos de consumo, un aspecto hoy compensado por las micro hibridaciones y por una larga lista de ventajas evidentes, como la facilidad de uso para los conductores mayores, por su facilidad para entrar y salir de la cabina y por esa posición más alta de conducción, con mayor dominio visual sobre el tráfico.

El Volkswagen T-Cross es uno de esos ejemplares del nuevo segmento de éxito, con 4,11 metros de longitud, al que después de un recorrido comercial de cuatro años le llega una interesante actualización, muy ligera, pero que mejora su fotogenia exterior con más contundencia visual y detalles interiores, alguno de cierto calado.

En lo que no mejora el T-Cross es en precios, de modo que sigue siendo uno de los SUV urbanos más caros del mercado y especialmente la unidad probada, que corresponde a la variante R-Line, la más alta de la gama, a muy pocos euros de los 30.000.

El T-Cross es un SUV desarrollado sobre la plataforma modular transversal MQB del Grupo Volkswagen, la misma que la del Polo, aunque es 54 milímetros más largo que éste. Ambos se fabrican en la planta de Volkswagen en Navarra. Los detalles exteriores de esta actualización, sutiles, se concentran en las ópticas- en esta versión LED Matrix-, con una nueva firma lumínica, que se irá incorporando al resto de los modelos, y en la defensa delantera. En la trasera se observa un nuevo diseño de toda la banda óptica y el faldón trasera, que marcan las diferencias con el modelo de 2019. En el interior, los cambios están en la utilización de nuevos materiales, especialmente los textiles, y en una nueva disposición de la pantalla central, ahora en una posición más elevada y flotante, En el de 2019 la pantalla estaba integrada en el tablero de a bordo.

En esta actualización no hay cambios en la habitabilidad. La cabina, no obstante, es espaciosa y admite con comodidad a cinco pasajeros. El maletero, en cambio, se coloca como uno de los más pequeños de un segmento que ha evolucionado en este apartado en estos años. El T-Cross ofrece 385 litros, aunque puede llegarse a los 455 si se desplazan 14 centímetros hacia delante los asientos traseros, lo que deja casi inservible la bancada trasera para acomodar a los pasajeros.

En líneas generales, el interior es confortable para todos los pasajeros y especialmente para el conductor, que tiene configurada una posición de pleno dominio frente al volante e instrumentación.

El T-Cross es un SUV de conducción fácil, a lo que contribuye, en esta unidad, la motorización tricilíndrica de 1.0 litros y 115 caballos de potencia, suficiente si no exigimos demasiado, gobernado por el cambio de doble embrague DSG del Grupo. Este es uno de los mejores tricilíndricos del mercado, poco sonoro y suave de funcionamiento, aunque, como todos estos motores, si hay una demanda de potencia llegan a registrar mayores consumos que un tetracilíndrico. Embarcado en este T-Cross es fácil mantener el consumo promedio en los 6 litros cada 100 kilómetros, un valor que puede parecer contenido, pero es elevado teniendo en cuenta que se trata de un motor de 1.000 centímetros cúbicos.

A este propulsor no se le puede exigir respuestas enérgicas. Se mueve con tranquilidad y si necesitamos de toda la potencia se toma su tiempo y se torna rugiente. Si las necesidades del conductor son mayores, en el catálogo del T-Cross está la opción 1.5 TSI de 150 CV, que supone frente al tricilíndrico un gran salto cualitativo y cuantitativo. Ambos motores tienen hoy una desventaja frente a la competencia, la ausencia de una hibridación ligera (MHEV) que mejora el funcionamiento del motor, reduce ligeramente el consumo y, además, permite la obtención de la etiqueta ECO. La dinámica de conducción, salvando la altura libre al suelo, es muy parecida a la que se experimente a bordo de un Polo. El bastidor responde con inclinaciones suaves en los giros, gracias, también a que al tratarse de un tamaño contenido no hay grandes desplazamiento de peso longitudinales, transversales o laterales. El VW T-Cross cumple perfectamente con su función urbana y correctamente con sus posibilidades de conducción fuera de carretera, imitada a viales sin complicaciones.