Juicio
El acusado de asesinar a su madre y a su hermano en Las Torres de Cotillas: “Lloro todos los días por aquel día”
Asegura que él no los mató y admite que aquella noche había consumido cocaína
El acusado de matar a su madre y a su hermano en el domicilio familiar de Las Torres de Cotillas (Murcia) en marzo de 2018 ha rechazado su implicación en los hechos durante la primera sesión del juicio, que se ha celebrado este viernes en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial.
Visiblemente emocionado al hablar de los fallecidos e irritado ante algunas preguntas de la acusación, el hombre, que en el momento de los hechos tenía 27 años y contaba con antecedentes penales no computables a efectos de reincidencia, ha negado en todo momento su vinculación con los dos fallecimientos.
“No soy un asesino”, ha dicho el acusado, tras reconocer que es “agresivo, pero no violento” y que “cada noche y cada mañana” recuerda desde prisión cómo vivió los hechos y “el dolor y los llantos” que le provocaron las muertes.
Preguntado sobre la relación con su madre y su hermano, el hombre ha asegurado que era “perfecta” en ambos casos, y que, pese a haberse criado en un barrio “que no era fácil”, consumir sustancias estupefacientes y haber “trapicheado” con droga, tiene “valores y principios” que le impiden atentar contra su familia, por la que, ha dicho, siente respeto.
“No me controlo si se agrede a mi familia, pero una cosa es esa y otra ser un asesino o estar loco”, ha señalado el acusado, tras lo que ha negado haber tomado pastillas para tratar algún trastorno mental durante su vida, aunque ha reconocido que su madre se lo recomendó en algún momento.
Después de incidir en que no es “superdotado” -uno de los abogados ha recordado que posee un cociente intelectual de 130 puntos-ha precisado que en la noche de autos consumió cocaína en al menos dos ocasiones, algo que hacía de forma “esporádica” frotándosela en los dientes, aunque ha afirmado que solía fumar porros “habitualmente”.
Perdí la cabeza
El acusado ha declarado que, en contra de lo que apunta el Ministerio Fiscal en su escrito de calificación, él halló a su hermano herido dentro la casa, aún con respiración. En ese momento lo tocó, se lo puso “pecho con pecho”, pero la víctima “no decía nada” porque “no podía hablar”.
Según el relato del acusado, su hermano era corpulento, “un berraco” que “no se metía en jaleos”, con el que se llevaba “bien” y al que “se le respetaba”. “Tú a mi hermano no podías mirarle a la cara”, ha dicho en respuesta a una de las preguntas de la acusación sobre la relación que ambos mantenían, en un intento de reafirmar la fuerza del fallecido.
Después se dirigió a la cocina, al baño y a una habitación en busca de su madre. “Al no verla salí a pedir ayuda a los vecinos de enfrente”, ha manifestado, para apostillar poco después que creía que su madre y su padre -que no pasó la noche en la vivienda porque estaba ayudando a un vecino impedido- “se habían ido a tomar café fuera”.
Al no conseguir ayuda, según ha relatado, decidió trasladarse hasta el Cuartel de la Guardia Civil más próximo, y allí “me derrumbé”. “Me meten al calabozo como a un perro, nada de testigos”, ha apuntado. Es allí, en el Cuartel, donde, siempre según su versión, se entera del fallecimiento de su madre.
La acusación
El juicio, que prosigue esta tarde, a partir de las 16.00 horas, se celebra con un jurado popular compuesto por nueve titulares. Ante ellos han hablado primero la representante del Ministerio Fiscal, para quien el joven es el autor de los hechos por varias razones, entre las que ha destacado la colocación de los cuerpos, “como si estuvieran durmiendo” y tapados con una manta.
También ha resaltado la Fiscalía -que solicita en su escrito de calificación 50 años de cárcel para el acusado, así como una indemnización de 180.000 euros para el hijo de su hermano y 150.000 para el padre-que “las armas homicidas empleadas estaban dentro de la casa” y que ni puertas ni ventanas estaban forzadas.
En la misma línea ha hablado la acusación particular, que representa tanto a la hermana de la fallecida como al hijo del hermano. Así, se ha dirigido a los miembros del jurado para manifestarles que durante el proceso verán al acusado defender en todo momento su inocencia. “Se ha autoconvencido de que no lo ha hecho”, pero “no deben creer nada de lo que les diga”.
Por su parte, el representante del actor civil, esto es, del padre, ha concretado que su papel no es acusar al hijo, sino averiguar “qué pasó”, porque en juego está que su cliente tenga que “enterrar en vida al hijo que le queda”. A partir de conocer “la verdad”, el letrado ha manifestado que la intención de su representado es que sobre el autor “caiga todo el peso de la ley”.
El día de autos
Según el escrito de calificación del Ministerio Público al que ha tenido acceso Europa Press, durante la madrugada del día 26 a 27 de marzo de 2018 el acusado entró y salió varias veces de su domicilio.
Así, estuvo en la ciudad de Murcia en compañía de varios amigos desplazándose a diversos domicilios y locales de ocio. Sobre las 4.20 horas, volvió a su casa. No obstante, a las 5.05 horas contactó con un amigo que estaba trabajando como vigilante en una planta de residuos y le dijo que iba a visitarlo para llevarle algo. Si bien, el procesado no llegó a ese lugar hasta las 6.31.
Entre las 5.05 y las 5.39, el acusado se encontraba en su domicilio sin ropa ni calzado, dado el calor que hacía al estar el aire caliente de la bomba de calor activado. Por motivos desconocidos, bajó al salón y allí se inició una discusión con su hermano, según el Ministerio Público.
En el transcurso de la discusión, el procesado golpeó a su hermano con un objeto contundente (una reactancia) y con ánimo de acabar con su vida, según sostiene el Fiscal. Además, pegó a su hermano con una barra de pesas en la cabeza causándole diversas heridas y fracturas craneales que le produjeron la muerte de forma inmediata.
Acto seguido, la madre de ambos se personó en el salón y el acusado le golpeó también con un objeto contundente (una reactancia) hasta en 14 ocasiones, causándole fracturas craneales y una hemorragia. Tras ello, el acusado colocó el cuerpo de su madre en el otro sofá y lo tapó con una manta, acomodando también el de su hermano y tapándolo.
Después abandonó la vivienda y se subió al vehículo, siguiendo la idea original de ir a ver a su amigo en la planta de residuos. Para ello, le llamó a las 5.39 horas y la señal le sitúa entre los repetidores entre los que se encuentra su casa.
Acto seguido, se desplazó a bordo de un coche a gran velocidad hasta Alcantarilla y, finalmente, llegó a la planta de residuos a las 6.31 horas, siendo captado por las cámaras de las instalaciones. Permaneció allí hasta las 6.43, momento en el que inició el recorrido de vuelta hasta su domicilio.
El acusado llegó a su casa, aparcó y comenzó a gritar, llegando a llamar a la puerta de la vecina. A continuación, se subió al coche y bajó hasta una panadería donde, muy alterado, dijo a la propietaria: “Mis padres, la policía”.
Pese a que la mujer le preguntó qué le pasaba, el acusado se volvió a subir al coche emprendiendo la marcha derrapando y tocando el claxon. Posteriormente, se encontró con un repartidor de pan, a quien se dirigió en estado de agitación mencionando a la “policía”.
Después, volvió a su vehículo y se dirigió al Cuartel de la Guardia Civil, donde llegó a las 7.02 horas contando a los agentes que había encontrado a su hermano lleno de sangre.
El acusado fue examinado por un forense constando en su informe que no se observaba sintomatología psicótica, pero sí que estaba “irascible”. Presentaba lo que parecían restos de sangre en dedos de manos y pies. Asimismo, tenía una lesión en el dedo de una mano causada por un objeto contuso con borde agudo y/o cortante, compatible con una reactancia.
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