Tradiciones

La ‘Bendición de la Simiente del Gusano de Seda’ se lleva a cabo sin romería

El acto transcurre en la sede de la Peña Huertana ‘La Seda’ ante 200 personas y con la presencia de los padres franciscanos

Primera simiente de gusanos de seda
Primera simiente de gusanos de sedaPEÑA HUERTANA LA SEDAPEÑA HUERTANA LA SEDA

La tradicional romería de ‘Bendición de la Simiente del Gusano de Seda’ ha cambiado de ubicación debido a las condiciones meteorológicas adversas. En lugar del traslado hacia la estación sericícola y el monasterio de Santa Catalina del Monte, los padres franciscanos han realizado la eucaristía y bendición de las primeras larvas se ha hecho en la sede de la Peña Huertana ‘La Seda’, organizadora del evento y ante unas 200 personas que han participado de esta tradición muy vinculada al pasado sericícola de la huerta de Murcia.

De este modo, tras 47 ediciones en las que se había recuperado la Bendición de la Simiente del Gusano de Seda, el acto ha cambiado su forma tradicional.

El presidente de la Peña Huertana ‘La Seda’, Juanma Piñero, ha tomado la decisión para “evitar cualquier perjuicio a la imagen del Cristo del Perdón” talla que procesionaria dentro de este acto, y para, de esta manera, “mantener la tradición” que hunde sus raíces en el pasado sedero de la huerta de Murcia.

Sin la amenaza de lluvia, la costumbre hubiera indicado que la romería comenzase en la sede de la Peña Huertana ‘La Seda’ en la pedanía murciana de La Alberca de las Torres hacia la estación sericícola (actual sede del Imida) para llegar al monasterio franciscano de Santa Catalina del Monte dónde se habría hecho la bendición.

Según ha comentado el presidente de la peña huertana ‘La Seda’, Juanma Piñero, “esta tradición fue recuperada hace 47 años y sus orígenes se remontan a mediados del siglo XIX”. Era en aquel tiempo, la industria de la seda “suponía un buena fuente de ingresos para los habitantes de la huerta”, por lo que, tanto el gremio de criadores y torcedores de seda, así como los huertanos de Murcia, “encomendaban sus cosechas de gusanos al Cristo del Perdón”.

Por aquellos años el huertano ansiaba la llegada de los primeros días de marzo, para recoger la simiente que tenía guardada en su barraca al objeto de poder bendecirla y conseguir una gran cosecha en la campaña que estaba a punto de comenzar.

Para asegurar la ‘cosecha’ de la seda, los huertanos se unían en una gran romería hacia Santa Catalina del Monte, pasaban por la Estación Sericícola de La Alberca y recogían al Cristo del Perdón, Patrón de los Torcedores y Tejedores de la Seda, que allí estaba custodiado, para de esta forma todos juntos alcanzar la ermita y celebrar una misa de campaña, en la cual se procedía a la bendición de la simiente.

La avivación de la simiente de los gusanos de la seda coincidía con la aparición de las hojas de las moreras, hacia mediados de marzo, que eran su alimento. La cría tradicional proseguía durante el mes de abril, “por lo que en unas semanas una familia de la huerta o todo un gremio se jugaba su superviviencia” ha apuntado Piñero.

En cambio, los meses de mayo y junio “no eran adecuados” para la cría porque el aumento de la temperatura perjudicaba el proceso. A veces se hacía una cría en septiembre, pero era de “menor calidad” porque las hojas de las moreras ya estaban muy duras y no tenían el mismo poder nutritivo.

El futuro de la seda

De aquellos tiempos ha quedado la romería. Ahora el Insituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario (IMIDA) lidera el campo de los biomateriales gracias a esa vinculación con la seda.

El actual IMIDA es la continuación administrativa de la Estación Sericícola de Murcia, fundada en 1892 por el Ministerio de Fomento. En 1914 se inauguraron las instalaciones que actualmente ocupa el centro investigador, en La Alberca, y que llegaron a ser el único referente tecnológico de la seda en España.

En aquella época, el 90 por ciento de la seda del país se producía en Murcia. El cultivo de las moreras, cuyas hojas alimentaban a los gusanos, fue una actividad agrícola muy importante y la producción de la industria sericícola llegó a generar una gran actividad económica con numerosas fábricas de las que hoy perviven algunas de sus chimeneas.

La Estación Sericícola desplegó su actividad desde 1892 hasta 1976, cuando el cultivo y la producción de seda dejaron de ser rentables. Sin embargo, la investigación en dicho centro derivó hacia las modernas tecnologías de producción agraria (materiales plásticos, invernaderos, riego por goteo, producción de nuevas variedades).

A pesar de ello, el IMIDA no abandonó el compromiso con la investigación en la seda, razón por la que, en la actualidad, lidera este nuevo enfoque para aplicaciones biomédicas.