Arquitectura

Los llamativos pozos para acumular y producir nieve en la Región de Murcia

Durante cuatro siglos, este paraje gozó de una intensa actividad en la sierra murciana

Pozos de nieve en Sierra Espuña
Pozos de nieve en Sierra EspuñaEspuña Turística

Una fábrica de hielo al aire libre. Eso es lo que son los pozos de nieve situados en Sierra Espuña (Región de Murcia), que se encuentran situados a 1.400 metros de altitud, y que suponen toda una construcción única y llamativa para un territorio en el que hay escasez de nieve. Los pozos están distribuidos en dos núcleos separados entre sí a un kilómetro.

Estas construcciones estuvieron en funcionamiento hasta el año 1926, momento en el que se inauguró una fábrica de hielo en Totana, por lo que tras casi cuatro siglos de intensa actividad, se dejó de utilizar hasta constituir un nuevo elemento paisajístico de la Comunidad.

Estas construcciones se levantaron con los elementos que los antepasados encontraron en el entorno. Es decir, están construidas con piedras, arena, madera, yeso y cal, entre otras cosas. De esta forma, los operario introducían la nieve en estas cuevas y llegaban a cubrir hasta casi siete metros de profundidad.

Según se recoge en la página web de Sierra Espuña, su principal función fue levantarlos con fines terapéuticos, para poder conservar alimentos y medicinas, así como para enfriar las bebidas. Es decir, son las antiguas neveras naturales.

De hecho, fue uno de los recursos que más se popularizó durante más de cuatrocientos años, y se convirtió en un artículo de primera necesidad. Así, a finales del siglo XVI comenzaron a construirse en Sierra Espuña los primeros pozos para almacenar nieve y ser distribuida en forma de hielo en hospitales, ciudades y villas del Reino de Murcia.

Según la construcción, la cúpula actuaba a modo de cámara de aire para mantener la temperatura. El motivo de construir aquí los pozos de la nieve, era por la altitud (1.400m) y las frecuentes nevadas por aquel entonces, la menor insolación reinante en esta umbría y la pendiente del terreno, necesaria para evacuar de los pozos el agua del deshielo, favorecían que aquí, la nieve tardase más tiempo en derretirse.

Los primeros jornaleros llegaban a la sierra al empezar el otoño para limpiar los pozos y recoger leña para las cabañas de los alrededores donde se alojaban durante el invierno. Con las primeras nieves multitud de braceros acudían a la sierra, procedentes de Alhama, Totana, Aledo, Pliego y Mula. Se organizaban en cuadrillas para la recogida de nieve, transporte hasta el pozo donde allí se extendía y compactaba con mazos.

En cada pozo trabajaban hasta nueve personas las cuales se alternaban en los trabajos. La campaña llegaba a su fin cuando la nieve se derretía o los pozos habían sido llenados y entonces los trabajadores regresaban a sus lugares de origen.

Extracción y transporte de hielo

Al inicio de mayo, comenzaba la segunda etapa en la industria de la nieve, que consistía en la extracción del hielo de los pozos y su posterior transporte hasta los lugares donde se comercializaba.

Debido al calor el transporte se realizaba al atardecer y durante la noche, llegando las pérdidas de hielo hasta el 50 por ciento del peso durante el transporte. En septiembre terminaban las labores de transporte y distribución, quedando en espera de bien entrado el otoño para comenzar de nuevo el ciclo. Donde más hielo se consumía era en la ciudad de Murcia.

En el espacio de unos 120 años llegaron a construirse casi la totalidad de estas “neveras” que hoy conocemos que podían almacenar hasta 25.000 toneladas de hielo pero ante la llegada del frío industrial comenzó su declive y finalmente cesó su actividad.