Opinión

Troles

La otra noche vi «Salvados» en La Sexta. Contaba la presentadora Paula Vázquez su sufrimiento al recibir tuits ofensivos y sus deseos de dar un cabezazo a sus haters y romperles la nariz. Algunos de esos mensajes eran tan deliciosos como «Y qué tal si te echamos un poco de gasolina en el coño y te prendemos fuego» como respuesta a un tuit de Paula acerca de los incendios en Galicia. Realmente es asqueroso y, como comentaba Vázquez, no hay contrato que te obligue a recibir semejantes brutalidades. Yo no tengo ni la milésima fama de Paula, soy mayor que Paula y sobre todo, tengo muchos menos seguidores que Paula, cosa que es un alivio. Aún así, los hay que gastan más tiempo a molestarte que a sus ocupaciones diarias. Yo tengo uno empeñado en Twitter en demostrar que es realmente grosero. Tengo más haters, pero no les quiero aburrir. Comenzó hace meses a seguirme y, un buen día, escribió sobre mi ropa interior. Bloqueado como estuvo a partir de esos momentos siguió cada poco tratando de ser todo lo desagradable que pudo. El último mensaje fue «fea no, lo siguiente». Me lo contó un tuitero al que respeto mucho. Venir a descubrirle ahora a una mujer de cincuenta y un años que es fea es perder el tiempo. La fealdad tiene sus inconvenientes, pero es mucho peor quedar como un rijoso, un machista y un enfermito mental.