Opinión

Ni siquiera revisable

Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera e Íñigo Urkullu deberían tomarse las molestias de preguntar a los españoles si queremos mantener o modificar la Ley de Seguridad Ciudadana que contempla para determinados delitos la «prisión permanente revisable» y descubrirían casi con seguridad nuestra inclinación por cambiarla. No de derogarla como ellos pretenden, sino de suprimir lo de «revisable». Entérense los jefes de filas del PSOE, Podemos y PNV, una gran mayoría queremos la prisión permanente, sin el segundo calificativo, para unos cuantos delitos, execrables, cuyos culpables jamás serán reinsertados, como indica la experiencia. Al contrario, cada vez es más aceptado que la cárcel en España es aprovechada por estos delincuentes, en su mayoría asesinos, para reflexionar y no repetir los errores que les han conducido entre rejas.
No expreso esta opinión, que también, por el último y abominable crimen de Gabriel. Antes existieron muchas más, como Alcácer, cuyo autor ya anda libre tras cumplir condena, Diana Quer, Marta del Castillo, Mari Luz Cortés, Ruth y José, Candela y Amaia... Los padres de todos ellos han pedido frenar la iniciativa parlamentaria por la que se busca anular la Ley en vigor. A los políticos que miran hacia otro lado ante la petición y razones aplastantes de estos españoles, a los que nos unimos millones, debería caérseles la cara de vergüenza.
Los legisladores están obligados a escuchar a la sociedad. Algunos de los políticos citados al comienzo de esta columna, que tanto les gustan las votaciones y referéndums, deberían probar a consultarnos. No lo harán ni sabremos nunca porque se empeñan en su desatino. Así es la vida.