Tabarnia podría originar un cataclismo electoral si decidiera presentarse a las elecciones europeas del próximo año, incluso si lo hiciera a las catalanas en caso de que el guirigay separatista provocara una nueva convocatoria. Una reflexión para mi amigo Rogelio probable y posible.

La convulsión por la presencia de quienes reciben la simpatía de millones de españoles afectaría a algunos partidos, especialmente al PP y Ciudadanos. Las europeas son un campo abonado a ciertas libertades para los votantes al existir menos seguidismo partidista por su parte. Mi amigo está convencido de que, como consecuencia de esa simpatía, recibirían la adhesión suficiente para conseguir varios escaños en el Parlamento Europeo.

Albert Boadella, Jaume Vives, Tomás Guasch... constituyen un elenco atractivo de políticos. El primero exhibe excelentes dotes como su inteligencia, capacidad satírica y sentido del humor. El segundo demostró en los momentos más calientes del «procés» su dominio de las redes sociales y el modo cómo meterse en el bolsillo a gran parte del país. El periodista tiene su aquél para sumar. Al tratarse de una sola circunscripción nacional, es posible que la cosa no se limitaría a la franja catalana costera.

Una reflexión sobre todo esto conduce a recordar antecedentes. Si Blas José María Ruiz Mateos llegó a conseguir dos escaños en el Parlamento Europeo, con mayor razón podría hacerlo este grupo. Con Boadella y sus cuates en Bruselas y Estrasburgo, sus señorías se iban a divertir. Seguro. Según Víctor Hugo «la risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano». Buena falta les hace a todos aquellos. Así es la vida.