Opinión

Sánchez teme el modelo Zapatero

Pedro Sánchez, que trabaja para ganar las próximas elecciones, tiene muy presente el precedente de José Luis Rodríguez Zapatero y teme repetir su modelo. El líder del PSOE sabe que la economía fue «la tumba» de su predecesor y cavila cómo eludir aquellos errores. Quiere y necesita gastar más –el gasto social da votos– pero también debe cuadrar las cuentas y obtener el visto bueno de Bruselas. Sánchez lleva ventaja, porque Zapatero –lo ha reconocido él mismo– no sabía nada de eso cuando ganó las elecciones. «No tenía ni idea qué era el dinero», admitía años después ante algunas amigos.

Sánchez ha llegado al poder sin tener que prometer nada, pero con la necesidad de ofrecer lo que quiere su clientela, es decir, alegría en el gasto. Por eso, sus ministros se han apresurado a anunciar –y enseguida– sanidad universal, cotizaciones sociales para cuidadores de dependientes, más dinero para vivienda y educación, autopistas sin peajes, cierre de centrales nucleares y de carbón y perseguir al diésel, entre otras cosas. Ha logrado, gracias a la ministra Calviño, que Bruselas sea más flexible con el déficit, pero eso sólo significa que puede retrasar un ajuste de 6.000 millones, pero que tendrá que hacerlo y Sánchez sí sabe que es inevitable. El Gobierno presumió el viernes de haber ganado tiempo para preparar cómo lo hace y cómo aumenta el gasto en lugar de bajarlo o contenerlo, y la única vía es subir impuestos. Puede hacerlo con algunos ahora mismo, pero para otros de nueva creación necesita nuevos Presupuestos y nuevas leyes, algo complicado con su exiguo grupo parlamentario. El superávit queda aparcado hasta 2021 y entonces ya veremos.

Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, dijo en lo más álgido de la crisis que «sabemos lo que hay que hacer, pero no cómo ser reelegidos». Rajoy optó por el camino en teoría correcto, y solo fue reelegido a medias y al final desalojado del poder. Javier Fernández, presidente de la gestora del PSOE, explicó que tras las elecciones de junio de 2016, «los dirigentes del PSOE sabíamos lo que había que hacer. Lo que no sabíamos era cómo ganar el Congreso del partido después de hacerlo». Sánchez pretende descubrir el secreto para gastar más, aumentar los impuestos a todos –también a los menos favorecidos, como ocurre con el diésel, por ejemplo, aunque ponga el foco en las empresas, que es más popular– cuadrar el déficit y además ganar las elecciones. Un reto hercúleo.