Opinión
El titulito
Acaba de publicar Bertín Osborne el adelanto de lo que va a ser su próximo disco que sale en noviembre. Nos ha puesto los dientes largos con una de las doce canciones (las restantes son las de siempre, no vayan a pensar que va más allá de actualizar la versión del móvil) que va a incluir en el mismo y que se llama «Yo debí enamorarme de tu madre» y se ha montado muy gorda, que es justamente lo que creía provocar Norberto Juan, que puede ser cualquier cosa menos tonto. 2Yo debí enamorarme de tu madre» es una ranchera de José Alfredo Jiménez y Chucho Rincón, escrita en un tiempo y en lugar concreto, con realidades sociales chiquitas y cuyas escenas cotidianas se sucedían así. Estoy convencida de que Bertín lo ha estudiado detenidamente. Habrá sopesado ventajas y hostias y seguro que le mola más la opción B. Es normal. La ranchera queda en su sitio y lo de Bertín queda en otro.
Visto lo visto, el debate transita entre si debe ganar la corrección política o el feminismo nos está convirtiendo en gilipollas. Cuando éramos machistas tampoco éramos menos gilipollas pero, ojo, ahora, por lo visto, se nos nota más, amigas. Y entonces, todos esos que están en el pendulazo, nos argumentan que hace veinte años hubieran sido censurados un montón de músicos por su letras, Loquillo, Sabino, miles de «La Movida», multitud de creadores locos, punkies. Incluso nos ponen el ejemplo de la versión de Mecano en esta última edición de Operación Triunfo con lo de mariconez. Echan mano de canciones que quizá ya no tocan, que están fuera de contexto histórico. No es que nos hayamos vuelto Don Cicuta ( que es lo que defienden los rancios que no se dan cuenta de que ya quizá no toca porque incluso el machismo tenga otros códigos), es que Bertín canta fatal ese tema. Ay, José Alfredo, qué pena, hijo.
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