Opinión
Yo, Leonor
Bueno, pues ya he leído, ya está. ¿A que leo que te cagas? Como para no saber leer con el radiotelegrafista de la comandancia de Galdácano de madre que tengo. Por Dios bendito, qué semanas me ha dao Altibajos. Que si tienes que mirar a la gente, que no puedes tropezar como tu abuelo, que no sueltes gallos como papá, que como te equivoques te mando a un internado suizo y de allí no sales hasta las primeras patas de gallo, que si no lo haces bien no pasas del 24 Horas de TVE y con suerte y cosas así. Pero si era leer un minuto, que no era acabar con el Imperio Austro-Húngaro, caracoles. Hombre, lo que no me ha gustado ha sido la escalerita. Yo, personalmente, hubiera preferido una caja de fruta para subirme, o de gambas, que tiene mucho más glamour. Ahora, ya han visto a mi padre, que se le caía la rebaba hasta la rodilla, que no he salido del atril a hombros como los toreros de milagro, que hasta yo misma le he dicho papa, que no se te note la flojera que me da luego una vergüenza grandísima. Le he preguntado a mi hermana So que qué tal y me ha dicho que bien y me ha guiñado un ojo porque según dice la prensa es mejor para los chistes que yo y ahora se pasa el día haciendo de Benny Hill. El caso es que, entre eso, y el cumpleaños de la abuela he estado de lo más ocupada porque como le arreé el manotazo ahora tengo que ser un felpudico con ella, ea. Es mañana y hay música de esa súper rollo que le gusta. Yo, de regalo, la he apuntado al Tinder ese de mayores de cincuenta. Oyes, que muy mal se nos tiene que dar para no encontrarle a un varguitasllosa de la vida, ¿no?
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