Opinión
Tres veces (2)
Ayer hablaba con una amiga de lo que aún cuesta ser gay en determinados países. Hablábamos de lo inusual que parece que dos hombres o dos mujeres se puedan dar la mano por la calle, o buscar su felicidad y, por eso, hacer felices a los demás. Es alucinante que todavía existan culturas y gobiernos que hagan difícil estas cosas a estas alturas. Una de ellas, Señor Errejón, y discúlpeme que insista, es Venezuela. En Venezuela, todo ese rollo que venden Vds. no permite que se hable de otra sexualidad que no sea la establecida. Esta mentira que nos cuentan Vds. está matando a la gente. No solo la está matando sin poder comprar, ni comer, ni soñar, ni salir, ni siquiera se sienten seguros por las calles. Muchos te cuentan que ya han sentido lo que es tener en la cabeza el metal de una pistola. Ni siquiera están seguros en sus casas. Pero, lo peor, es que no se sienten seguros en general. Imagine lo que es ser gay allí. Imagine qué es ser diferente. Toda esa gente tiene un motivo más para abandonar su país y, como seguro Vds. no ignora, sobran los motivos. Ser gay es complicado en determinadas latitudes, regímenes, trópicos, ser gay es un infierno en un puñado grande de colorcitos del mapamundi de la escuela. Ser gay es una mierda en medio mundo. Pero es peor ser una mujer en bastantes más. Ser mujer es un averno en tantos rincones que una se da cuenta de que, a pesar de todo lo que creemos que hemos avanzado, estamos casi al inicio de algo que grita por avanzar, pero que no arranca. Ser mujer y gay en todos esos países a cuyos gobiernos defiende Errejón es tan imposible que es imposible serlo. Quizá algún día se decidan Vds. a apoyar la verdad. Quizá.
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