Opinión

BolsonaroS

Ha tomado posesión el nuevo Presidente del Brasil, Jair Bolsonaro, y ha equiparado su lucha contra la corrupción y el terrorismo con su lucha contra la igualdad de género. Han leído bien. Contra la igualdad de género. No a favor, no: contra la igualdad de género. Al mismo nivel. Unas horas más tarde, Santiago Abascal, el líder de Vox, anunciaba que no va a pactar con la coalición Partido Popular y Ciudadanos para formar gobierno en Andalucía si no suprimen las ayudas a las políticas contra la violencia de género. Esa es su prioridad y esa, seguramente, es la de sus votantes, a los que creo en plenitud de facultades psíquicas, para distinguir entre lo que es importante de verdad y lo que es una milonga populista asquerosa. Santiago Abascal dice eso justo cuando una joven de diecisiete años ha sido violada en Burriana. ¿Saben qué más? ¿Saben que un chico ha contado el maltrato que sufrió a manos de su novia y que, a partir de ahí, han surgido muchos más relatando su calvario? ¿Saben que también las feministas queremos que eso sea público, que se les ayude, que tengan cobertura? Pero no. Santiago Abascal prefiere hacer de eso su propia bandera. Y lo que dice, lo que le parece prioritario, es cargarse las políticas de género. Acojonante. Menos mal que ha venido a decirnos Jorge Verstrynge, ese demócrata renacido, que Abascal no es fascista. Que él, que ha sido fascista, sabe distinguir entre el fascista fetén y el de mentira, y que el líder de Vox es un aficionado. A veces me pregunto si estamos bien o definitivamente estamos dando volantazo al suicidio colectivo. Pues nada, ahí tienen Vds a su extrema derecha, a esa que siempre esperaban, con sus consignas imprescindibles, con esas cositas que había que decir más allá de la barra de un bar de chungos. Ahí los tienen. Y luego habrá personas con derechos en peligro que les voten. Una pena.