Opinión

El gamberro

En medio de todo este miedo que nos está dando Vox a mujeres que nunca lo hemos tenido (no digo a todas porque algunas están encantadas y creo que no saben que están jugando con fuego) aparece Pablo Iglesias para ser el contrapunto de esta moda chunga del engorilamiento machista que se nos ha inoculado como un virus, y va y la caga. Ha dicho Pablo Iglesias que él defiende una masculinidad feminista y hasta ahí estamos de acuerdo. Los habrá que se descojonen ante la posibilidad de que haya hombres que defiendan el feminismo, pero haberlos los hay, algunas tenemos amigos que lo son, y, para asombro de los que hacen bromas a costa de estos señores, son igual de válidos para el voto que los empalomaos de testosterona.

Pablo Iglesias podría haber parado ahí, pero no. Pablo Iglesias, tiene cierta tendencia a «Los albóndigas en remojo», a hacerse el jovencito, el guay, el trasgresor, una trasgresión que suena a adolescencia de acné y hormonas desenfrenadas. El líder de Podemos añadió en esa misma intervención que le gusta mucho una frase del feminismo más gamberro: «Los hombres feministas follan mejor». El Barragán de la izquierda, acabáramos. Mire, Pablo, desde el feminismo más rancio le digo que a los hombres feministas, precisamente porque lo son, no les gustaría ni les gusta en absoluto presumir de eso, ni tampoco que se les señalara desde fuera.

En cuanto a nosotras, déjeme decirle que soy de la parte que procura no exponer a sus compañeros; que procura no cometer los mismos errores aunque sea en sentido contrario; que está convencida de que es dueña de su libertad, pero también de su privacidad, incluso de su pudor. Porque también existen mujeres feministas celosas de su intimidad y a las que, hartas de conversaciones de barra de bar, procuran no convertirse en lo mismo.