Futbolistas

Lo pedía Rubén Martín (para mí, el mejor narrador de fútbol de este país) en su cuenta de Twitter. El próximo 17 de marzo, en el Metropolitano, se enfrentan el Atlético de Madrid y el Barça y rogaba el periodista a la Liga de Fútbol Profesional, a la Real Federación de Fútbol y a la Liga Iberdrola que no coincidiera ese partido con ningún otro para darle la importancia que merece. Se preguntarán Vds por qué hay que hacer esa excepción cuando, en condiciones normales, ese partido tendría asistentes y espectadores a cascoporro aunque coincidiera con otra media docena. Es que es fútbol femenino, mis queridos niños, y que es (por si no lo sabéis) eso mismo que os gusta tanto pero jugado por mujeres. Mujeres que apenas cobran y que lo hacen por vocación. El pasado miércoles ocurría en San Mamés un milagro, que para eso es una catedral como la copa de un pino. Se jugaban los cuartos de final de la Copa de la Reina entre las anfitrionas y el Féminas del Atleti de Madrid y se dieron cita en el estadio bilbaíno más de 48.000 personas. Es, de manera incontestable, un gentío que, por cierto, ya quisieran algunos campos de primera en tarde de partido de la Liga masculina. Pues bien: resulta que ya han aparecido los que aseguran que eso no tiene mérito alguno. Es que era gratis. Es que van muchos niños. Es algo excepcional y no volverá a ocurrir. Así se pronuncian los que se niegan a darle categoría a algo que está creciendo, que es imparable, donde se ve muy buen fútbol y, sobre todo, los que jamás se han parado a saber que ya se han alcanzado cifras similares y pagando en otros partidos femeninos. Y una cosa más: como el Madrid no tiene equipo de chicas hay que quitarle al asunto importancia. Para que luego digan que se nos está yendo de las manos esto de la igualdad a las tías.