Opinión
La madre
Los Reyes de España estuvieron hace poco en Argentina y lo que trascendió fue una suerte de amistad de revista del corazón, una cosa algo vergonzosa, como si lo importante fuera ese duelo de elegancia entre dos mujeres, la Reina Letizia y Juliana Awada, primera dama del país del fin del mundo, como dijo el Papa. Menudos vestiditos, qué maravilla de colores, qué delgadas y bonitas. Fueron los Reyes de España al Congreso de la Lengua en Córdoba, Argentina (esa nación de la que viene el Papa), y lo que filtró el presidente Mauricio Macri es que el Rey Felipe VI está totalmente de acuerdo con su reforma económica. Cualquiera que vaya ahora a Buenos Aires o a cualquier lugar de ese hermoso estado, extenso, impredecible e inabarcable, podrá comprobar la tristeza en la que vive la gente. En dos mil tres el dólar estaba a tres con cuarenta pesos. En dos mil quince a nueve treinta. Me da lo mismo quién gobernara, que tampoco comulgo. En dos mil diecinueve está a cuarenta y cuatro. Han cerrado dos mil quinientos restaurantes. Los jubilados ganan ciento noventa euros al mes. Las pastillas para la tensión alta costaban cinco euros el blíster. Hoy cuestan catorce. Durante el año pasado la inflación fue del cincuenta por ciento. La previsión para este es del cuarenta. Siento decirles que esa cosa que tenemos desde el Primer Mundo para el Tercero, Emergente o, directamente fin del planeta, no va a funcionar. Y si nos empeñamos en decirles qué deseos para sus vidas deben anhelar, qué partido tiene que gobernar, qué mandatario es el indicado, qué tienen que votar, qué tiene que comer, consumir, nos vamos a equivocar. Si lo que queremos es afearles su opción política nos vamos a equivocar. Si lo que pretendemos es dictarles lo que deben pensar, nos vamos a equivocar. Pero ganó Letizia, ¿no?
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