Opinión

Caricias

Todos hemos de tener derecho a las caricias. Especialmente quienes están en una UCI rodeados de tubos, poca luz y mucho dolor. Así empezó un emocionante I Congreso Internacional de Humanización de la Asistencia Sanitaria, coordinado por la Comisión de Humanización y Área de Atención a la Ciudadanía de La Fe junto con el Proyecto Internacional de Investigación para la Humanización de los Cuidados Intensivos (HU-CI), que, personalmente, me ha cautivado. Médicos, enfermeras y personal sanitario en general involucrados en aportar, además de sus conocimientos para salvar vidas, cariño, sonrisas, resiliencia, musicoterapia... para facilitar el camino a sus pacientes.

Un congreso que ha contado además con el aval científico de 18 Sociedades Científicas y Universidades, entre los que se encuentra la Sociedad Valenciana de Medicina Intensiva y el Colegio de Enfermería de Valencia.

Se habló de recuperar la medida humana y de cuidar a todos con dignidad, tanto a pacientes, familiares y acompañantes como a profesionales sanitarios con una estructura y cultura que conduzcan a ello. Derecho a caricias, decían hasta los médicos...

Y es que la calidad del sistema sanitario no se mide solamente por los casos de curación sino también por los cuidados que se obtienen en el proceso curativo. Porque los objetivos claros son dos: curar y cuidar. Por ello en el entorno médico uno de los principios que rigen fundamentalmente es el de beneficencia que es la obligación de actuar de la mejor forma para el bien del paciente pero sin olvidar el principio de autonomía.

La humanización sanitaria unida a la excelencia de este colectivo convierte a España en uno los mejores sistemas sanitarios del mundo.

Un trabajo vocacional, a veces demasiado duro por recibir más lamentos que agradecimientos, que valoramos en esos momentos críticos e inolvidables. Desde luego que el amor puede con todo y la resiliencia que tenemos o nos vemos obligados a desarrollar es un gran motor. Otro motor indiscutible es afrontar cada renacimiento con plena confianza en el personal sanitario: nuestros ángeles en la tierra.