Opinión

Don Juan Carlos y los toros: una afición inquebrantable heredada de su madre

Su majestad el Rey emérito don Juan Carlos se despidió de la vida pública en la plaza de toros de Aranjuez, pero sigue disfrutando de los festejos taurinos como gran aficionado y defensor de la tauromaquia

Si por algo más que por los brillantes datos artísticos y por la dramática cornada a Román pasará a la historia la presente Feria de San Isidro es por ser la feria de los «vivas» al Rey. Y a España. Y es que la afición taurina aclama con perennes ovaciones al Rey Juan Carlos cada vez que su majestad aparece por la bocana del tendido bajo del 2 de Las Ventas, porque su apoyo desmedido e incondicional a la fiesta de los toros le hace ser reconocido cada día de festejo como el “Embajador Universal de la Tauromaquia” que en 2018 le invistió Plaza 1. «Siempre podréis contar con todo mi apoyo», dijo ante la masa en aquel momento el monarca. El sector taurino siempre le espera con ilusión, y en su presencia o sin ella, cada tarde de este ciclo isidril se han vociferado en reiteradas ocasiones estos «vivas» en agradecimiento a su afición, la cual honra sin complejos a pesar de los tiempos convulsos que vive el toreo. Una afición que heredó de su madre la Condesa de Barcelona, gran aficionada y asidua hasta su fallecimiento en una plaza de toros. Y en su honor fue el último acto oficial de su hijo en el coso de Aranjuez, el pasado domingo 2 de junio, donde se “cortó la coleta” su majestad. Lo que iba a ser una reinauguración se terminó convirtiendo en un hito histórico para la Corona y para España.

Son escasas las tardes en las que el Rey Juan Carlos opta por ubicarse en el palco de una plaza de toros. Le gusta estar cerca de la gente, de su gente, de lo que ocurre en el ruedo, en el tendido, rodeado de aficionados como él. Únicamente ha subido a las alturas del palco cuando el protocolo se lo ha ordenado. El empresario Manuel Piñera suele ser su más fiel confidente taurino. También lo es su hija mayor la infanta Elena. Sin lugar a dudas la rama Borbón más taurina, desde doña María de las Mercedes hasta Victoria Federica y Felipe Juan Froilán, los hijos de doña Elena. Todos ellos han desplegado el estandarte de la fiesta de los toros, presumiendo en todo momento de su amor por lo taurino. Sin pavor.

Son muchos también los profesionales del toro que le agradecen cada tarde su presencia. En el presente San Isidro han sido varios los toreros que le han brindado la muerte de al menos uno de sus toros. Le han brindado al él y España, e incluso el joven matador de toros Román le deseó, con la naturalidad que le caracteriza, que disfrutase «de la jubilación». Entre otros brindis también destaca el del actual rey del toreo. Un brindis del rey al Rey. Roca le rindió honores: “Va por usted, por los países taurinos, sus tradiciones y su juventud”, pronunció este joven peruano de tan solo 22 años de edad. Palabras de agradecimiento también son pronunciadas desde el corazón por otros profesionales del toreo. Y de todas las edades y épocas. Para Santiago Martín, más conocido como El Viti, don Juan Carlos «es muy buen aficionado. Es digno de admirar el espíritu que tiene de sentirse feliz viendo una corrida de toros. Conozco a pocas personas como su majestad con ese espíritu para disfrutar de la tauromaquia», afirma quien actualmente, a sus 80 años, sigue ostentando el récord numérico de 16 puertas grandes de Las Ventas. “El apoyo de la Casa Real a la tauromaquia siempre ha sido una gran bandera”, afirma.

Entre palabras de agradecimiento y admiración, su majestad El Viti, como también se le conoce, recuerda algunos momentos junto al monarca. «Cuando existía el Batán en Madrid, donde coincidíamos en algunas ocasiones, un día me dijo: ‘Estos toros serán muy difíciles Santiago, y habrá de todo, como los que me van a tocar a mí el día de mañana’», haciendo referencia a las dificultades que se le pudiesen presentar en sus funciones como jefe del Estado. Incluso un día, «con el cariño con el que siempre me trataba, me dijo: ‘Oye Santiago, a ver si me enseñas algún día a torear algo’», recuerda El Viti con un tono de voz que denota gran admiración y respeto hacia don Juan Carlos, a quien ha tenido la ocasión de brindarle varios toros incluso antes de ser coronado como Rey de España. «Siendo príncipes don Juan Carlos y doña Sofía, tuve el honor de brindarles un toro en la feria de Gijón», comenta con cariño.

Para Juan José Padilla, uno de los toreros más laureados en los últimos tiempos, la figura del Rey emérito “representa mucho” para la fiesta, y supone “un gran aporte a la tauromaquia”. “Con su presencia está demostrando un apoyo incondicional constante a nuestra cultura, y eso significa mucho para nuestra profesión”, añade. El ciclón de Jerez se siente «orgulloso» de que la representación más importante de nuestro país se involucre con la actividad taurina. Al igual que Santiago Martín “El Viti”, Padilla afirma que «don Juan Carlos es un aficionado profundo, que ama esta fiesta». Y si por algo más destaca su figura, es porque ha “respetado y apoyado la tauromaquia sin complejos, independientemente de la situación política y animalista que se ha vivido y se está viviendo en nuestro país”, afirma Padilla, sensiblemente emocionado al recordar también algunas pequeñas conversaciones con su majestad. «He tenido la suerte de saludarle en varias ocasiones, y si algo le tengo que agradecer es el que siempre ha tenido palabras de cariño, de respeto, y de reconocimiento hacia mi trayectoria. Esa cercanía siempre ha sido para mí un honor, porque en todo momento ha estado muy pendiente de todo el proceso de mi recuperación, e incluso cuando regresé a los ruedos ha seguido todas mis actuaciones. Esto demuestra que la afición de don Juan Carlos no es para la imagen, sino que se preocupa y se informa de toda la actualidad del mundo del toro», añade con admiración. Una admiración que también comparte el ilustre ganadero Victorino Martín, quien agradece a su majestad, primero, “los 40 años de mayor prosperidad y paz” que ha vivido España, y después, su “falta de complejos para apoyar nuestras raíces y nuestra cultura, sin aspavientos, convencido de lo que hacía”. El ganadero de los legendarios toros de la A Coronada reconoce la gran afición de don Juan Carlos, porque, según él, “ha comprendido perfectamente lo que representa la tauromaquia para nuestra cultura y para nuestra forma de ser como pueblo”. Dice que, “quien se acerca a la tauromaquia sin complejos, esta le acaba aportando muchos valores”. Y pone como ejemplo el respeto a las jerarquías y a quien se lo ha ganado, haciendo referencia al enorme respeto y admiración que sienten los aficionados hacia la Casa Real. Una institución a la que Victorino siempre estará agradecido: “Hay dos momentos que recuerdo con especial cariño. El primero de ellos fue la última vez que mi padre y yo estuvimos con el Rey don Juan Carlos cuando fuimos a recoger el premio de la Real Maestranza de Caballerías de Sevilla. En aquella ocasión, su majestad se acercó a mi padre y le dijo: ‘tú sí que tienes mérito. Nadie te ha regalado nada y todo lo que has conseguido ha sido a base de trabajo’. Y el segundo momento también está relacionado con mi padre. El último acto público al que acudió antes de morir, justo 20 días antes, fue para recoger de manos de su hijo, el Rey Felipe VI, el Premio Nacional de Tauromaquia”, nos comenta con sentimiento.

Aunque hoy un sector de la sociedad quiera imponer su dogma sobre la Corona, tratando a esta institución como anacrónica, son muchos los jóvenes que sienten admiración y honor hacia la Casa Real. “Es siempre un honor para los toreros, y para todos los que formamos parte del mundo del toro, que el Rey de España apoye la tauromaquia”, manifiesta Ginés Marín, unos de los toreros más jóvenes que ha despertado en la actualidad la ilusión en los aficionados. Y sobre don Juan Carlos, dice ser “una persona cercana, humilde y sobre todo muy aficionada”.

Sin duda alguna, son enormes las muestras de cariño de todo el sector taurino hacia su majestad el Rey Juan Carlos. Un agradecimiento que es recíproco, ya que, por tradición, cuando un espada brinda la muerte de un toro a algún miembro de la Casa Real, esta le corresponde con un pequeño detalle (gemelos, pasadores, alfileres…) a modo de recuerdo. “Estos obsequios los guardo con especial cariño, porque son de esas cosas que cuando sea viejo podré enseñar con orgullo”, comenta Ginés Marín. Y con orgullo también presume Juan José Padilla, quien ha tenido también el “honor” de brindarle varios toros a doña Mercedes de Borbón: “Siempre nos mandaba como recuerdo por ese brindis un pisa corbatas con el escudo de la Casa Real”.

“Me llena de orgullo también que Felipe VI de alguna forma se esté acercando a nuestra cultura y a nuestra fiesta”, expresa Juan José Padilla, que fue uno de los pocos privilegiados el pasado miércoles en acompañar a su majestad en el palco real de Las Ventas, donde presidió la extraordinaria Corrida de la Beneficencia. Era la segunda corrida que presidía desde su coronación en 2014. Y lo hizo también junto a Pedro Rollán, Presidente en funciones de la Comunidad de Madrid, José Luis Ábalos, Ministro de Fomento en funciones, y Manuel Ángel Fernández, Gerente de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid. Son escasas las ocasiones en las que el actual jefe del Estado se deja ver en una plaza de toros, pero cuando acude lo hace con el mismo respeto y afecto que su padre. El año pasado fue don Juan Carlos el encargado de presidir esta corrida extraordinaria, y la infanta Elena la encargada de hacerlo en ediciones anteriores, como la del año 2017.

Este festejo taurino es uno de los más ligados a la monarquía, cuyos orígenes se remontan a la época de Felipe II, en el siglo XVI. Este monarca solicitó al pontífice San Pío V que la “Bula De Salutis Gregis”, que había promulgado contra los festejos taurinos al tratarse de un espectáculo el cual consideraba “profano”, no surtiese sus efectos al ser las corridas de toros una costumbre que circulaba por la sangre de los españoles. El objetivo de este festejo, que dispuso que se celebrase de manera anual, era recaudar fondos para las mermadas arcas del Hospital General, que atendía a enfermos sin recursos para costearse el tratamiento. Pero tras las diferentes vicisitudes a lo largo de los años, la primera Corrida Extraordinaria de la Beneficencia tuvo lugar en el año 1856, en el viejo coso de la calle Alcalá. Desde entonces, este festejo marcado en rojo en el calendario de los aficionados se ha convertido en una de las citas más emblemáticas del año.

Actualmente es la Comunidad de Madrid la encargada de organizar este festejo secular, que, con el paso de los años, hasta mediados del siglo XX, ha perdido su sentido benéfico quedando únicamente el nombre y el prestigio de antaño, ya que son muchas las figuras del toreo y ganaderos que aspiran a ser anunciados en fecha tan señalada.  

Desde los inicios de la tauromaquia, de la que se tiene constancia desde el siglo XVI, son muchos los reyes que han apoyado a la fiesta de los toros con interés y afición, aunque también los ha habido a lo largo del tiempo que han impulsado acciones contrarias a la misma con el fin de acabar con su existencia, como lo hicieron los reyes Felipe V o Carlos III. Según la historia, los Borbones fueron los primeros reyes antitaurinos, aunque hoy, por el ejemplo que ha predicado don Juan Carlos, su madre doña María de las Mercedes, su hija doña Elena y sus nietos Victoria Federica y Froilán, parezca mentira. La historia de las corridas de toros no puede escribirse sin poner de relieve su estrecha vinculación a la Corona, aunque esta historia haya estado marcada con luces y sombras.