Opinión

El Chiringuito de Pedrerol: ¿Veis por qué Messi quería a Neymar?

Seguro que ahora entendéis por qué Messi quería a Neymar. Cuando el argentino desaparecía, era siempre el brasileño quien daba la cara, quien pedía constantemente el balón sin esconderse nunca, quien animaba al equipo y metía el miedo en el cuerpo a los defensas rivales con sus genialidades, quien arreglaba partidos imposibles, quien levantaba al público del asiento si jugaba en el Camp Nou y silenciaba la grada si actuaba fuera. Cuando Messi no se echaba el equipo a la espalda, lo hacía siempre Ney. Que se lo digan al PSG con aquella remontada increíble... al margen de la actuación arbitral.

Sin capacidad de reacción

La petición de Messi no era un capricho, era una necesidad para ganar la Champions. Messi quería volver a tener a Neymar a su lado. En Granada vimos a un equipo indolente, triste, sobrepasado, agotado mentalmente y sin capacidad de reacción. Tuvo todo el partido por delante después del gol del Granada tras el pitido inicial, pero tardó 82 minutos en rematar por primera vez a portería... recibiendo antes la puntilla con ese claro penalti de Vidal.

¿Suárez y Griezmann?

Luis Suárez es uno en casa y otro muy distinto (y mucho peor) fuera del Camp Nou. ¿Y Griezmann? Es un convidado de piedra en el juego del Barça. Escorado a la izquierda o a la derecha, da igual. Como si no estuviera. Casi parece que no quiere molestar. Ni interviene, ni la pide ni se enfada. Es un auténtico desconocido, para desgracia de los culés.

Messi andando fue el mejor

El Barça sólo tiró una vez a puerta en Granada. Fue Messi, el único que crea peligro de verdad en este equipo, y estando al cincuenta por ciento tras permanecer lesionado toda la pretemporada y las primeras jornadas de Liga. El argentino regatea, dispara, se ofrece permanentemente y asiste al pie del compañero. Y lo hace prácticamente andando. Hay que reconocer que Messi, con el paso del tiempo, es aún mejor futbolista.

Valverde, el gran señalado

La «Messidependencia» es preocupante. Hay una realidad: Leo en plena forma esconde las carencias de un equipo con calidad, pero con la moral por los suelos. Y si no está a tope, el resto de jugadores se mueven por el césped como almas en pena. Seguramente las debacles de Roma y Liverpool han hecho mucho daño en el vestuario blaugrana, más del que podamos imaginar. Y uno de los más tocados parece Valverde, el hombre encargado de levantar el ánimo. Para muchos, es el gran señalado.