Opinión

El chiringuito de Pedrerol: Sergio Ramos, el futbolista récord

Sergio es insaciable. Su vida es un reto permanente. Ha ganado lo más importante que se puede ganar en el mundo del fútbol. En su palmarés figuran un Mundial, dos Eurocopas, cuatro Champions League, cuatro Mundiales de Clubes, tres Supercopas de Europa, cuatro Ligas, tres Copas del Rey y tres Supercopas de España. Casi nada. Y el sábado superó a Casillas en partidos con la Selección. Sin embargo, ya está pensando en nuevos desafíos.

El central sevillano ya ha defendido la camiseta de España en 168 ocasiones, más que ningún otro internacional español. Va a dejar el listón muy alto para los que vengan por detrás, pero no se quiere quedar ahí. Busca nuevas metas. Su objetivo son los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Quiere el oro para ser el jugador más laureado de la historia del fútbol español. Quiere ganar absolutamente todo lo que se puede ganar.

Si Ramos ha llegado hasta donde está es, fundamentalmente, por su personalidad. Tiene muchas otras virtudes, claro. Es rápido, es fuerte, tiene buena técnica y físicamente es un portento. Pero gran parte de su talento está en su cabeza. Es un ganador nato y transmite ese espíritu al vestuario. Con Ramos feliz, su equipo puede conseguir lo que se proponga. Pero si Sergio está enfadado, el problema puede ser enorme por la influencia que tiene sobre sus compañeros.

Entre las mejores cualidades de «Mister Minuto 93» está la de no darse jamás por vencido. Nunca, por cuesta arriba que esté un partido, por imposible que esté un campeonato, por cercana que parezca una eliminación, veremos a Sergio Ramos bajar los brazos. Nunca se rinde. Buen ejemplo de esto y de su personalidad única son aquellos dos penaltis lanzados a finales de la temporada 2011/12. Tras mandar el balón al Meteosat en aquella tanda de semifinales de Champions contra el Bayern, volvió al punto de penalti dos meses después, en la tanda de semifinales de la Eurocopa, contra Portugal. Marcó a lo Panenka.

El camero es un central de época y un luchador incansable, capaz de levantar a todo el estadio con sus subidas al área, de hacer temblar al rival con sus arranques, de enchufar a todo el equipo con un gesto o un grito, de solucionar partidos y hasta ganar Champions con esos goles decisivos que acostumbra a marcar. Está haciendo historia con el Madrid y con la Selección, pero aún no ha terminado...