Opinión

«Ministro jornada» por obligación

Un estreno por todo lo alto. Así ha sido el primer encuentro de un representante de Unidas Podemos con los Reyes. El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Derechos Sociales Pablo Iglesias acompañó ayer a doña Letizia, ejerciendo como «ministro de jornada», a la entrega en el centro Ágora de A Coruña, del Premio Princesa de Girona 2020 en la categoría social. Como es el responsable de esa área, no tuvo más remedio que ser el que la acompañara. Iglesias y la Reina llegaron en coches diferentes, pero ambos fueron recibidos por Alberto Núñez Feijóo que, una vez comenzado el acto, se sentó entre la Reina y el Vice. Todo muy protocolario, pero hubo algunas cosas chuscas en el acto. En contra de lo que suele ser habitual, doña Letizia ejerció de anfitriona y fue presentando al ministro a todos y cada uno de los representantes de la Fundación Princesa de Girona, así como a los premiados en años anteriores. Iglesias vestía chaqueta sin corbata. Algo no muy formal para la entrega de un premio, aunque tampoco desentonó en el encuentro previo con 250 jóvenes que habían colaborado en un taller que ayuda a personas mayores. El resto del acto resultó bastante distendido, con una doña Letizia que dominaba el escenario, pero que no quería dejar fuera de los corrillos y conversaciones al ministro. «Parecía él el Rey y doña Letizia la ministra –me dijo uno de los asistentes– pero en ningún momento pareció Iglesias fuera de lugar». No estaría mal que esta normalidad institucional haga recapacitar a los representantes de Podemos en la vida pública y, por ejemplo, cambien de actitud en el Congreso de los Diputados cada vez que Felipe VI visita la Cámara Baja, o incluso aplaudan cuando el Rey lea un discurso. No es mucho pedir. Y además ya tienen otros momentos para ejercer el postureo que tanto les gusta. Hoy, sin ir más lejos, Iglesias aprovechará el viaje a Galicia para apoyar la presentación oficial como candidato del nuevo líder de la formación morada. Aquí sí podrá reivindicar su pasado y sus orígenes. Siempre y cuando al presidente del Gobierno no le quiten el sueño. A doña Letizia, desde luego, no se lo quitó ayer.