Gobierno de España

“Un acuerdo necesario”

La única solución es que Sánchez y Casado sean el núcleo de un acuerdo que luego tendrán que ampliar.

Este domingo estaba inquieto. La semana finalizaba sin que el presidente Sánchez nos ofreciera su discurso a la nación en su condición de comandante en jefe de las fuerzas que luchan contra el virus. Finalmente compareció a las 15 horas y los españoles pudimos respirar tranquilos. El gran timonel seguía al frente de la nave guiándola con pulso firme. Entrando en una reflexión sobre las formas de su intervención creo que debería ser más breve. Es una apreciación exenta de cualquier ironía y con la mejor de mis intenciones. Los argumentos se repiten y las soflamas guerreras son innecesarias. Este tipo de comparecencias largas no son propias de un dirigente socialdemócrata, sino de esos caudillos comunistas de diverso pelaje y especialmente los hispanoamericanos que tienen una verborrea agotadora. No pueden ser más plúmbeos. Lo interesante de su discurso fue la apelación a la unidad para hacer frente a la reconstrucción. Y se comprometió, además, a no lanzar ningún ataque que la ponga en peligro o la dificulte. En este sentido quiero entender que dará instrucciones a los dirigentes socialistas para que sigan sus pasos, así como a sus socios en la coalición de gobierno. Nada me gustaría más que la unidad en estas circunstancias tan catastróficas.

La cuestión de fondo es saber a qué está dispuesto a renunciar para llegar a ese acuerdo. Nadie puede ser tan ingenuo como para esperar un gratis total. Es decir, una victoria o una derrota humillante, por utilizar el lenguaje militar tan de boga, de unos u otros. En primer lugar, hay que constatar que hay un gobierno social-comunista que nada tiene que ver con la UCD de los Pactos de La Moncloa. Esto no tiene por qué ser un impedimento si se tira a la papelera la agenda radical y se decide gobernar desde la centralidad. A esto hay que añadir que los aliados de Sánchez han sido los simpáticos oportunistas del PNV y ese conglomerado variopinto de independentistas y radicales de izquierdas. No parece fácil sumarlos a la unidad. Por tanto, la única solución es que Sánchez y Casado sean el núcleo de un acuerdo que luego tendrán que ampliar. No es época todavía para montar un gazpacho, aunque es un plato de la cocina tradicional que me gusta mucho, mezclando a los constitucionalistas con los antisistema y los independentistas que quieren romper España. Un acuerdo no es un trágala, sino una oportunidad para remar todos en la misma dirección.

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).