Opinión

Ya lo decía mi padre

Fue en aquella época en que ZP comenzó subvertir el sistema y casi media España lo aplaudía a rabiar y otra casi media no movía un dedo por frenarlo. En medio de una conversación, mi padre sentenció: «Yo nací con una república, viví con una dictadura, he visto el regreso de una monarquía y me temo que moriré con otra república». He recordado aquellas palabras de mi padre cuando me llegó, unas horas antes de que apareciera en los medios, la noticia de que Juan Carlos I se marchaba de España. No voy a glosar lo positivo y lo negativo de la figura y de la contribución de Juan Carlos a la Historia de España. Tampoco creo que se pueda llevar a cabo esa tarea en el espacio limitado de este artículo, pero sí estoy convencido de que con la marcha del rey se ha dado un paso de gigante hacia la voladura del orden constitucional. Los ERE no significaron el final del PSOE o de la autonomía andaluza, la ingente inmundicia brotada de Jordi Pujol no lo ha llevado a sentarse en el banquillo o acabar en la cárcel, incluso hay ministros que en cualquier nación civilizada estarían entre rejas y en España aparecen continuamente en los medios dando lecciones después de haber gestionado todo rematadamente mal. Sin embargo, la marcha de Juan Carlos I es una clara jugada para aflojar los tornillos que mantienen en pie el sistema constitucional. A partir de ahora, sólo queda continuar lanzando piedras sobre la monarquía en la seguridad de que es la pieza maestra que permite que no salte todo por los aires. Si la tensión social crece en medio de la desesperación de la crisis y de la leña arrojada al fuego por los que siempre han deseado implantar en España el modelo bolivariano, es más que dudoso que la monarquía resista y lo es porque no querrá mantenerse sobre el derramamiento de sangre. De llegarse a esa situación, asistiremos al advenimiento de una república de izquierdas que además convertirá a España en un estado plurinacional, es decir, en una colonia de los intereses más que criminales de los nacionalistas catalanes y vascos. Como republicano convencido desde la infancia, puedo afirmar que el sistema actual pretendió ser una monarquía para todos aunque no todos fueran tratados igual. Lo que vendrá será una república sólo para ellos.