Opinión
Desinflamar
Allá por el mes de enero, recién conformado el Gobierno de coalición, Pedro Sánchez quiso tranquilizar a los españoles. El presidente había superado con éxito el riesgo de insomnio que pudiera provocarle tener a Pablo Iglesias a su lado en el Consejo de Ministros. Pero se extendía la presunción de que las cosas que dijera el sector PSOE del Gobierno no siempre coincidieran, o incluso fueran contradictorias, con las que dijera el sector Podemos. Fue entonces cuando la fábrica de eslóganes de Moncloa diseñó su primer lema de la nueva legislatura: «El Gobierno tendrá varias voces, pero una sola palabra».
Un ejemplo es la posición fijada por el Gobierno de la nación sobre el rey. Según la vicepresidenta Carmen Calvo, Felipe VI mantuvo su neutralidad política por no viajar a Barcelona para asistir a la entrega de despachos de los nuevos jueces. Según el vicepresidente Pablo Iglesias y el ministro Alberto Garzón, el rey no mantuvo su neutralidad política por hacer una llamada telefónica al presidente del Consejo General del Poder Judicial para decirle que le hubiera gustado asistir.
Son varias voces, pero la utilidad de ambas versiones es la misma: desinflamar (otro eslogan de la fábrica). La vicepresidenta desinflama a los independentistas diciendo que la neutralidad se consigue impidiendo que el rey viaje a Cataluña, y el vicepresidente desinflama a esos mismos independentistas acusando al rey de no ser neutral. Todo suma.
Después de la muerte de Franco, Adolfo Suárez dijo que había que «elevar a la categoría de normal lo que a nivel de calle es plenamente normal». Se refería a la diversidad política propia de una democracia. Hoy, Sánchez e Iglesias han volteado esta máxima y tratan de que en la calle sea normal lo que a nivel de sus despachos de presidente y vicepresidente es plenamente normal: convertir a EH Bildu en un elemento más del sistema, anunciar a Laura Borràs (representante de Puigdemont en Madrid) que se van a tramitar los indultos, o negociar los presupuestos con el partido de Oriol Junqueras.Son elementos de la «agenda para el reencuentro» (la fábrica no descansa), dando por supuesto que ambas partes quisieran reencontrarse. No se conoce que el bando independentista haya dado muestra de tener tal vocación. Pero eso no supone un freno para la firme determinación del Gobierno. El indulto se tramitará esta misma semana, según proclamó el ministro de Justicia. Y lo más importante llegará después: la reforma ad hoc del Código Penal para reducir las penas a los condenados por sedición.
Por extensión, afectará a quienes en el futuro pudieran ser acusados de tal delito. Puigdemont y sus compañeros prófugos quizá entonces pudieran volver a España sin riesgo de acabar en prisión. Y podríamos ver el día en el que el Gobierno pase a la firma del rey los indultos, los cambios sobre el delito de sedición en el Código Penal, o ambas cosas.
La «Agenda para el reencuentro» aspira a durar más que el «espacio de colaboración» (otra de la fábrica) con la comunidad de Madrid, que pereció a los cuatro días.
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