Política

La indignidad que justificó la moción

Prada consiguió el objetivo de ofrecer un sustento a una moción que jamás tendría que haber prosperado

El Supremo ha constatado lo que muchos defendimos sobre la moción de censura que provocó que el PP fuera desalojado del gobierno. La izquierda política y mediática se abalanzó con la voracidad habitual para conseguir que Sánchez alcanzara la presidencia. Lo más interesante fue observar el fervor de periodistas y políticos socialistas y podemitas que lo detestaban. Es lo que irónicamente denomino los neosanchistas que, en muchos casos, son ahora estómagos agradecidos gracias al pesebre gubernamental. Lo fundamental era expulsar al PP del poder y hay que reconocer que los que criticaban a Sánchez, e incluso le insultaban en privado, consiguieron crear un clima político que hizo imposible que el PNV rechazara la moción de censura. Todo fue gracias a un párrafo que colocó el juez De Prada atribuyendo al PP un delito que no se enjuiciaba como era la existencia de una caja B. El Supremo pone las cosas en su sitio aclarando que no se puede afirmar una responsabilidad penal sin acusación o defensa. A los juristas que abrazan con fervor el uso alternativo del Derecho poco les importa la verdad y el rigor.

La realidad es que esas alusiones a la caja B fueron «excesivas y expresivas de una técnica irregular en la redacción de la sentencia». No importa, porque Prada consiguió el objetivo de ofrecer un sustento a una moción que jamás tendría que haber prosperado. No fue el resultado del error o la impericia de un juez, que sería de por sí grave, sino de una intencionalidad motivada por un objetivo estrictamente político. Es algo indigno. Desde entonces, la famosa frase ha sido el argumento recurrente para descalificar al PP y la hemos escuchado en infinidad de tertulias. No cuestiono la moción de censura y el resultado, si hubiera sido al revés lo haría la izquierda sin ningún rubor, sino la mentira que la sustentó. La consecuencia la tenemos con esa mayoría inestable que apoya al gobierno social-comunista, donde los independentistas que quieren acabar con España tienen un papel importante. El centro derecha ha quedado dividido en tres formaciones, aunque Ciudadanos siempre está en primera posición de saludo para apoyar a Sánchez a cambio de cualquier baratija política. En un momento en que necesitaríamos un gobierno estable con una mayoría parlamentaria sólida, para hacer frente a la triple crisis que afecta a España, sólo tenemos uno en minoría que pretende, además, acabar con la independencia de la Justicia.