El Gobierno de Donald Trump
Los Acuerdos de Abraham
Trump reconoce la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, y se establecen plenas relaciones diplomáticas entre Israel y Marruecos. Esta decisión se suma al reconocimiento pilotado hace unos meses por la Casa Blanca entre Israel y Baréin, Emiratos Árabes y Sudán, estando bien encauzadas asimismo con Arabia Saudí. Estos hechos ponen de manifiesto que es «el belicoso» Trump, tan denostado por la progresía oficial, el que consigue acuerdos de paz entre monarquías y repúblicas musulmanas con Israel, robusteciendo la paz y la seguridad entre países históricamente enfrentados. Al final los demócratas comienzan las guerras, y los republicanos las finalizan.
La coincidencia en el tiempo de este acuerdo del Reino alauita, con el problema surgido con España por la posición sobre el Sáhara del socio Podemita de Sánchez, no hace sino acrecentar la desorientación de un Gobierno socialcomunista –aunque a Sánchez no le guste la denominación–, con posiciones políticas propias de los países «no alineados» del pasado siglo, antes de la caída del Muro de Berlín. En estas condiciones, no se auguraba mucho éxito a la RAN hispano-marroquí, mientras la inmigración irregular llega copiosa a la península vía Canarias. Como telón de fondo, nuestros vínculos históricos con el Sáhara y la base de Rota como garante de la seguridad en la zona, de momento. Y mientras, la Corona, gran valedora de España ante Marruecos, confinada por el Gobierno. «Los Acuerdos de Abraham» promovidos por Trump en pleno desarrollo y el Gobierno esperando a Biden. La RAN queda aplazada hasta febrero. Es lo que hay.
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