Elecciones catalanas

Puigdemont, la mosca cojonera

El «fugado de oro» seguirá siendo protagonista a la espera de regresar a Cataluña gracias a los errores del gobierno

Es difícil encontrar un personaje al que le encaje mejor el término de mosca cojonera que a Puigdemont. Su principal ocupación, creo que no hace otra cosa, es molestar y enredar emboscado en su chollazo de eurodiputado en Bruselas. El expresidente vive a cuerpo de rey un «exilio» dorado, como fugado de la Justicia, en su mansión de Waterloo. La verdad es que resulta fascinante que Puigdemont despierte adhesiones teniendo en cuenta su gris trayectoria, escasa formación y fanatismo desaforado. Fue elegido por Mas para que fuera su marioneta y al final se quedó con la finca convergente dejando a su mentor tirado en la cuneta. No hay que sorprenderse, porque es bastante habitual este tipo de traiciones realizadas por mediocres auspiciados a un liderazgo que apuñalan de forma inmisericorde a su mentor. Hay que tener presente que Mas, hijo de un rico fabricante de ascensores y al que se veía como un «Kennedy» a la catalana, lo mismo se decía de Cullell, contemplaba a su sucesor como un personaje irrelevante que podría manejar hasta que se produjera su regreso.

El «hijo predilecto» de Pujol ha quedado en la papelera de la historia y su partido no obtendrá, según las encuestas, ningún diputado en estas elecciones. Lo único positivo es que le quita unos votos que irían a JxCat, ya se sabe que los odios entre independentistas duran más que las pilas del anuncio de Duracell. Puigdemont ha sido más hábil que Junqueras y ha elegido de candidata a Laura Borrás que es mejor que Aragonés, aunque cuidado, una vez más, con la maldición de los sucesores. En el Congreso y como consejera ha demostrado que tiene personalidad propia y un fuerte carácter, por lo que veremos qué hace si resulta ganadora y preside un nuevo gobierno de coalición con ERC. En cualquier caso, Puigdemont vive en el mejor de los mundos y va acumulando años para poder disfrutar de la generosa pensión vitalicia europea. Ahora ya nadie le menosprecia y está claro que es un jugador decisivo de la política catalana, no importa si está en el gobierno o en la oposición. En este último caso, será un pertinaz incordio, tanto si se consigue formar una coalición de izquierdas entre ERC, PSC y En Comu Podem como si son los constitucionalistas con Illa, el PP y Ciudadanos. Puigdemont y Borrás incendiarán el nacionalismo catalán y tildarán a los de Junqueras de vendidos. En definitiva, todo indica que el «fugado de oro» seguirá siendo protagonista a la espera de regresar a Cataluña gracias a los errores del gobierno.