BCE

Perdón de deudas y corralito

«La condonación de la deuda encaminaría a España hacia una suspensión de pagos»

Cristina Narbona, presidenta del PSOE, casada con José Borrell, vicepresidente y máximo representante diplomático de la Unión Europea, le ha propinado un puntapié descomunal al proyecto europeo, al margen de que lo haya hecho a título personal como dicen en La Moncloa. Narbona ha firmado junto a Thomas Piketty y Nacho Álvarez, ideólogo económico de Iglesias, y otros, un artículo en el que reclaman que el Banco Central Europeo condone la deuda que tiene de los países del euro, unos 2,5 billones, de los que 350.000 millones corresponderían a España. La idea, alumbrada por el autor de «El Capital del siglo XXI» y jaleada por la izquierda más radical, no solo rebasa la legalidad de la Unión Europea, sino que sería inviable, salvo que se aboque a países como España a la suspensión de pagos y a un corralito estilo argentino, que conduciría a una sociedad más desigual y empobrecida, dominada por el clientelismo. La Constitución y el euro también lo impiden, pero no es ningún secreto que ni la una ni el otro agradan a los extremistas de Unidas Podemos y, de otra manera, a los de Vox.

El francés Piketty, más estadístico que economista, dejó anonadados a varios economistas españoles, de izquierdas y de derechas, hace un par de años en una cena en Madrid, cuando presentó su segundo libro, «Capital e idelología». José Carlos Díez, socialdemócrata, antiguo responsable económico del PSOE, ha contado que en la velada llegó a la conclusión de que Piketty no sabía «nada de finanzas» y que incluso ignoraba «qué es un bono». Ahora, tras la ocurrencia de la deuda, es más duro y escribe que «no sabe nada de nada», quizá aplicable a más firmantes de propuesta. Los signatarios españoles acaso ignoran que los 350.000 millones de deuda española los tiene en realidad el Banco de España, que debería apechugar con el agujero, es decir, todo el país. España, además, entraría en suspensión de pagos, tipo argentino. Después, el corralito. El sueño de algunos para apuntalarse en el poder, un país emprobrecido con una población rehén de subsidios gubernamentales. Insólito el papel de Narbona y de ciertos socialistas.