Elecciones Comunidad de Madrid
Pocas ganas para un candidato
Era de dominio público que Sánchez buscaba alternativa y que Gabilondo esperaba para ser el Defensor del Pueblo.
Díaz Ayuso ha convocado las elecciones en el momento más inoportuno para el PSOE. Podemos, en cambio, se iba por el desagüe y las elecciones han sido como una tabla de salvación para Iglesias, que tiene excusa para separarse de Sánchez de cara a las elecciones generales que presumiblemente convocará a la vista de verano. La cruz de la moneda es que al podemista esto de la Comunidad de Madrid le interesa tanto como en su día le interesó Bruselas, es decir, nada y se le nota.
No es el único, a Gabilondo tampoco. Hasta el punto de que le preparaban una fiesta de despedida después de seis años de ausencia y con fama generalizada de amante del descanso. Además, era de dominio público que Sánchez buscaba alternativa y que Gabilondo esperaba para ser el Defensor del Pueblo.
De cualquier modo, la situación es inédita, dos candidatos que no quieren serlo y se han visto obligados por sus intereses.
Sin embargo, para Sánchez, Madrid es la asignatura pendiente. Llegó al gobierno con 85 diputados, a horcajadas de una moción de censura y, aunque ganó las siguientes elecciones quedó lejos de la mayoría absoluta. Por su ambición y los malos consejos de otros, repitió los comicios con el mal desenlace de perder tres diputados.
Desde Moncloa, el socialista ha visto como el PP llegó al gobierno andaluz y que, aunque los populares están en una crisis interna y judicial grave, no obtiene victorias memorables que contribuyan a forjar una épica en torno a su ego.
Se ha hecho con el poder interno del PSOE con mano de hierro, pero sabe que eso no es suficiente y cuando vengan problemas, como que la crisis económica se agudice o que la pandemia tarde demasiados meses en estar controlada se escucharán voces internas apuntándole a él.
Gobernar en Cataluña le habría servido como conquista para exhibirla cuando llegue el momento, pero a día de hoy, todo está como al principio o peor.
Solo le quedaba la esperanza de Madrid, que es especialmente importante por una doble razón, primero porque puede darle esa codiciada victoria que le consolide y, en segundo lugar, para impedir que quien salga reforzada sea Díaz Ayuso y el Partido Popular.
Desde luego, repetir con Gabilondo es un handicap que no estaba en sus cálculos. La baza que le queda a Sánchez es que Díaz Ayuso no sume los 69 diputados de la mayoría absoluta y que Ciudadanos, Mas Madrid y Pablo Iglesias formen parte del mismo gobierno, algo bastante complejo.
Si Gabilondo no llega a la Puerta del Sol, el líder socialista le despedirá amablemente a su casa y se ahorrará lo del Defensor. Aprovechará para volver a cambiar toda la dirección del socialismo madrileño, también a Franco, que irá en el lote de la renovación.
Ya tiene candidatos para la derrota, pero no para el éxito, a pesar de que necesita uno memorable. Si el PP gana Madrid en primavera, el PSOE tiene difícil mayoría absoluta en otoño.
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