Después de Iglesias

¿Resurge España? Los últimos indicadores nos brindan esperanza: disminuyen los contagios y las muertes, llegan millones de vacunas, vamos a despegar en lo económico gracias a los fondos europeos, veremos en breve al público en los estadios y, lo más importante para salir de la respiración asistida: poco a poco, el sector turístico despertará de su letargo. A finales de mayo, comenzarán a llegar viajeros extranjeros con su inmunidad o su PCR en mano.

La misma realidad puede contemplarse desde el balcón optimista del Gobierno –«en línea recta hacia la inmunidad de rebaño»– o desde el espejo retrovisor de nuestros hosteleros, inquietos ante la feroz competencia de países vecinos como Grecia, con sus cien islas turísticas ya inmunizadas. Como Italia, que descartará las cuarentenas para los visitantes estivales. Como Portugal, ya con un número mínimo de fallecidos por coronavirus.

Si nos ponemos a hacer números, aun contando con el salvavidas europeo, atentos a las recomendaciones del Banco de España, que nos pide abaratar los despidos o crear la llamada «mochila austríaca» (explicación de andar por casa: los trabajadores tendrían una especie de «hucha» que sus empresas irían llenando, y que podría servir para su jubilación o su indemnización, si cambian de empleo). El Banco de España también recomienda subir impuestos... ¿A quién? ¡A usted señora!, bien lo sabe el profesor Rodríguez Braun.

El asunto de las vacunas de AstraZeneca también tiene su aquel. Más de un millón de ellas siguen en neveras, mientras 90.000 españoles que recibieron hace meses su primera dosis serán vacunados con la segunda fuera de plazo. Y no necesariamente con AstraZeneca, pese a las recomendaciones de la EMA y la OMS. ¿Y qué me dices del carajal jurídico que se ha montado tras el Estado de Alarma? El Gobierno se ha lavado las manos, ha dejado la patata caliente de los confinamientos en manos de los jueces, ante el estupor de las Comunidades Autónomas.

¿Qué pensará de semejante desaguisado aquel que se cortó la coleta? Ahora que el Constitucional le da la razón a VOX y anula su presencia en el CNI, ¿cómo lo encajará?