Opinión

El cuaderno de Chapu Apaolaza: Vuelva usted en 2050

Uno espera sentirse distinto al concebir 2050, un tanto resiliente, dinamizador, transversal, inclusivo o acaso sostenible, y no

Como este país está tradicionalmente a otra cosa, en mitad de una pandemia, una crisis económica y un cataclismo diplomático, el Gobierno ha proyectado su plan para dentro de tres décadas. Tiene su rollo, el mañana. El porvenir siempre aparece como ese lugar en el que todo sana, por eso situamos allí nuestras preocupaciones y también posponemos para cuando sea lo que no queremos hacer hoy. Si Mariano José de Larra hubiera escrito hoy ‘Vuelva usted mañana’, lo habría titulado ‘Vuelva usted en 2050’.

Esta mañana, el sanchismo viajó en una máquina del tiempo con elevalunas eléctrico, faros de xenon y climatizador bizona. Conducía Pedro Duque. Ábalos iba en la última fila de asientos en plan gamberro y montaba mucha bulla. Viajábamos hasta 2050 sin parar siquiera a echar un cafelito, ¡qué ‘pechá’ de futuro! Sánchez nos puso tres veces seguidas el cedé de las mejores piezas de James Rhodes versionadas al organillo. Celáa contó unos chistes de bilbaínos francamente graciosos y Calviño jugó a repetir la cara que puso cuando Yolanda Díaz dijo ayer que derrogarían la reforma laboral. José Luis Escrivá contó las bodas de Caná pero con la historia ambientada en la tesorería de la Seguridad Social. De tanto viaje, al ministro de Universidades le dolía mucho el cuello, pero Margarita Robles levantó el ánimo de la tropa con unas marchas militares a la corneta. El largo plazo está muy bien, pero se tarda en llegar.

Uno espera sentirse distinto al concebir 2050, un tanto resiliente, dinamizador, transversal, inclusivo o acaso sostenible, y no. Porque cuando llegas te das cuenta de que los desafíos en 2050 son la falta de trabajo, el desequilibrio en la pirámide demográfica, la despoblación, la hucha de las pensiones, la desigualdad, la brecha de género, la falta de productividad. Pagas una pasta por conducir, no puedes coger un avión en la Península, te fríen a impuestos y te tiras trabajando hasta que se te caen los dientes. Martínez Almeida sigue sin tener novia. En 2050 tendremos los mismos problemas que tenemos ahora, pero seremos treinta años más viejos.

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