Gobierno de España
Cuestión de edad
La rebaja de la edad de los ministros se presenta como un hecho positivo
Uno de los aspectos destacados del último reajuste de Gobierno ha sido el rejuvenecimiento del gabinete. La rebaja de la edad de los ministros se presenta como un hecho positivo, dando por sentado que a más juventud en la mesa del Consejo de ministros se estará más al día y se resolverán mejor los problemas. A esto se llama relevo generacional. Y se impone –esos son los planes de Pedro Sánchez también para el partido– la generación que va de los cuarenta a los cincuenta años. La cuestión de la edad se convierte así, en el campo político, en uno de los elementos míticos e infantiles de nuestros tiempo. Se mitifica lo joven y se desprecia lo viejo. Generaciones enteras de políticos valiosos, con experiencia acumulada, acaban arrumbados en el trastero. No se les pide ni consejo.
No es seguro que esto sea un acierto. Un amigo mío, profesor de cardiología recién jubilado, me envía una información bajo el estimulante encabezamiento de «al fin, una buena noticia». Es un informe del director de la Facultad de Medicina de la Universidad George Washington que asegura que el cerebro de una persona mayor es más flexible de lo que se cree; la relación de los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro se vuelve armoniosa. Por eso, muchas personas mayores de 60 años inician a esa edad sus mejores actividades creativas. Según este informe, el pico de la actividad intelectual ocurre alrededor de los 70 años, que es cuando las habilidades intelectuales se incrementan un 300 por cien en comparación con la media. Es cuando el ser humano usa los dos hemisferios al mismo tiempo, lo que le permite resolver problemas mucho más complejos.
Un amplio estudio de la Universidad de Montreal en el que participaron diversos grupos de edad comprueba, coincidiendo con lo anterior, que los jóvenes se confundieron más en las pruebas, mientras los mayores de 60 años tomaron, en general, las decisiones correctas. ¿Será por eso que la edad media de los premios Nóbel es de 62 años, de 63 la de los presidentes de las cien empresas mayores del mundo, y de 76 la de los Papas? La conclusión es que la discriminación por razón de edad no sólo es tan grave y tan denunciable, o más, que la relegación por razón de sexo, raza o religión, sino que además es un mal negocio. Y más tratándose del Gobierno.
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