El desafío independentista
Antifascistas mudos
Lo injurian porque se opuso en su día a que el claustro universitario debatiera «un manifiesto de apoyo a los líderes independentistas procesados por los hechos del otoño de 2017»
A Ricardo García Manrique, catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de Barcelona, un colega, Carles Mancho, lo ha acusado de «colono» y «fascista». El arranque supremacista contra el autor de «La filosofía de los derechos humanos durante el franquismo» y «El valor de la seguridad jurídica», entre otros libros, tuvo lugar mientras quienes jamás desafinan en el coro de las verdades reveladas y los guiones previamente acordados dedica sus bien remunerados espacios en prensa a denunciar las teóricas iliberales derivas del PP. Los insultos contra el hombre que escribió «La libertad de todos: una defensa de los derechos sociales» coinciden con la astracanada de Ceuta, cuyo Ayuntamiento declaró «persona non grata» al líder del partido más votado en la ciudad durante las últimas elecciones generales, Santiago Abascal. Fue nauseabunda la conducta de esos 9 del PP, que se abstuvieron, equidistantes entre la democracia y el acoso, mientras cuelgan el cartel de «indeseable» a un político con el que no tienes por qué coincidir –en caso de duda, lean mis columnas–, pero que no promueve la destrucción del entramado constitucional, no reclama que sean conculcados los derechos políticos de sus conciudadanos, no defiende regímenes dictatoriales y tampoco dedica los sábados a celebrar, qué sé yo, la memoria, gloria y hazañas de unos asesinos. El ataque contra García Manrique sucedió frente a ciento ochenta colegas. Lo injurian porque, como él mismo ha explicado, se opuso en su día a que el claustro universitario debatiera «un manifiesto de apoyo a los líderes independentistas procesados por los hechos del otoño de 2017». El profesor invocó entonces «el deber de neutralidad ideológica de las universidades». «Una vez debatido y aprobado el manifiesto», añade, «lo impugné junto con otros compañeros ante los tribunales, los cuales nos dieron la razón y lo anularon. Eso fue lo que pasó». Discutir el modelo de construcción nacional, con unos golfos en el papel de prohombres y una guardia de corps bien activa, es motivo de excomunión y escrache, mientras atacan a los demócratas y callan como putas nuestros autoproclamados antifascistas, tan audaces con el débil como tibios frente al gorila.
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