Pensiones

Y un día, bajarán las pensiones

No, ahora no sabemos cuando ocurrirá, pero sí que un día bajarán las pensiones

José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social, obediente ante el jefe que puede recompensarle, ha hecho los deberes. Pedro Sánchez no quiere líos con las pensiones –aunque los tendrá– y su ministro le ha alumbrado un proyecto de reforma cuyo máximo objetivo, quizá único, es molestar a cuantos menos mejor, una tarea, por otra parte, casi imposible. La nómina de las pensiones en este agosto que agoniza ha alcanzado los 10.217.15 millones de euros, cifra a la que habría que sumar las prestaciones no contributivas. España gastará en total en pensiones en 2021 alrededor de más de 165.000 millones de euros, lo que supone alrededor del 27% del gasto público si, como parece, ronda los 600.000 millones de euros. La reforma de Escrivá, aprobada por el Consejo de Ministros, no solo no contiene el gasto, sino que lo aumenta al indexar las pensiones con el IPC, que es lo mínimo que pide la legión de jubilados –casi nueve millones– del país. Intenta imponer el retraso en el retiro y penaliza las jubilaciones anticipadas, pero en las cuentas de la Seguridad Social equivale al chocolate del loro.

Escrivá juega la carta de pasar los llamados «gastos impropios», como pensiones no contributivas y gestión, al Estado, pero es un parche que solo cambia de lugar los apuntes contables. También sugiere, en último extremo, que los Presupuestos se hagan cargo de las cuantías a las que no alcance la caja de la Seguridad Social. Al final, todo saldrá de impuestos, que también pagarán los pensionistas. El sudoku es endemoniado, pero en ningún caso se arregla con parches, ni con patadas hacia adelante para evitar la ira popular. Sánchez pretende aplazar el problema, pero eso no significa que desaparezca. Las cuentas públicas sufren déficits endémicos, que se solventan gracias al Banco Central Europeo y a unos tipos de interés por los suelos, pero eso no es eterno. España vive del crédito internacional que, en un momento dado, puede exigir –y lo hará– una bajada de pensiones para mantener la financiación. Hay precedentes, en Grecia y Portugal, sin ir más lejos. No, no sabemos cuándo, pero sí que un día ocurrirá.