Cuidado con las críticas

A nadie le gusta una crítica que no sea constructiva, menos aún las que quedan escritas y se pueden volver a leer. Sin embargo, ahora que todo se evalúa, gana la tendencia de no respetar las opiniones de los demás.

Y si no que se lo cuenten a Susan Leger, de 63 años, y su nieta de 6. Ambas estaban haciendo turismo por el pintoresco pueblo de Alpine Helen, Georgia: «El encanto de Bavaria en pleno Estados Unidos».

Iban a pasar tres días allí, se alojaban en el Baymont Inn & Suites. Ya estaban en pijama, en la cama, repasando las actividades del día siguiente cuando a Leger le enviaron un email desde el portal (Hotels.com) donde había hecho la reserva para que valorara el hotel. Puntuó a la habitación con tres estrellas de cinco. La web preguntó: «¿Qué ha salido mal?», Leger escribió: «Decadente. La piscina no está abierta. El inodoro no tira bien de la cadena».

Algo más tarde, en mitad de la noche, Danny Vias, el gerente del motel le llamó a su teléfono móvil, gritando que se tenían que ir, que había llamado a la Policía. La abuela se pensó que era una broma de mal gusto. Al poco, aporrearon en la puerta. Leger abrió y se topó con un agente. Efectivamente, Vias había cumplido su amenaza. «¿De verdad pueden echarme de un hotel por dar una crítica de tres estrellas?», preguntó Leger al policía. El guardia le respondió: «Sí, señora. Está dentro de la ley».

A pesar de las quejas y sorpresa de Leger, abuela y nieta abandonaron el alojamiento con lo puesto. En pijama. Eso sí, el policía les ayudó a buscar otro hotel cercano que tuviera una habitación libre. Hotels.com ha retirado el establecimiento de su oferta y está investigando lo sucedido.

El irascible Vias debería tomarse con mejor humor las evaluaciones.

En España tenemos a Myla, la incansable dueña de la pensión La Ferroviaria de Zaragoza, quien contesta a todos sus críticos recordando que no le pueden exigir la calidad, confort o lujos de un 4 estrellas, porque han contratado una pensión de 25 euros la noche.