Opinión

Política de Estado con Marruecos

La política exterior, la de Seguridad y la de Defensa son consideradas como políticas que deben quedar al margen del debate partidario y ser objeto de acuerdos transversales entre las fuerzas políticas y el Gobierno y, en todo caso, entre éste y el principal partido de la oposición, por afectar a cuestiones estructurales vinculadas a la misma esencia del Estado. Son las denominadas como «políticas de Estado», y como «pactos de Estado» los acuerdos adecuados para su definición y modificación, que son tales que incluso la Constitución les obliga al exigir en algunos supuestos mayorías cualificadas para determinados nombramientos.

La política exterior de un país –siempre condicionada por la geografía y la historia– se define por ser la más adecuada para salvaguardar sus intereses y necesidades estratégicas, además de otras realidades que inciden en su interés general. En el caso de España, no hay duda respecto a aplicar a Marruecos la cualidad de ser un país cuya estabilidad es estratégica para nosotros, y con quien es preciso mantener un relación bilateral basada en la lealtad mutua, la confianza y la cooperación. Por ello, la forma en la que ha actuado Sánchez respecto a la cuestión del Sáhara, que afecta a nuestra relación con el reino alauita de manera decisiva, es lamentable. Si ese cambio era necesario –y afirmo rotundamente que lo era– debería haberse materializado mediante un auténtico pacto de Estado y con todas las garantías necesarias para salvaguardar sensibles intereses de España. Dar un giro de 180° a esa política mediante una carta al soberano marroquí sin contar siquiera con sus socios de Gobierno, de tal forma que la opinión pública española y la oposición se enteren de ello a través de un comunicado de nuestro vecino, es hasta una falta de respeto hacia ellos, ya que daña lo que debería haber sido un hito relevante en nuestras relaciones bilaterales con Marruecos. Pasar de crear una grave crisis en nuestra relación bilateral, mediante el lamentable episodio del líder Polisario Ghalli, a crearlo ahora con Argelia, incluida la permuta de embajadores que van y vuelven, refleja en qué manos estamos al frente del actual Gobierno.

La situación de Ucrania abre un frente para la UE hacia el este que hace necesario estabilizar el sur, con el suministro de gas como una prioridad indiscutible. Marruecos es reconocido así como un socio y aliado prioritario para la política exterior de España y para la UE, con quien debemos fomentar la cooperación a todos los niveles. En todo caso, nos felicitamos y damos una calurosa bienvenida a la embajadora marroquí en su retorno a España.