Cuartel emocional

Comité de la felicidad

Hace pocas semanas mi sobrina Arantxa leyó su tesis doctoral, que defendió con brillantez, y a continuación nos fuimos a comer con el tribunal, que la aprobó con altísima nota. Un tribunal de verdad y una doctoranda seria, no como Sánchez, que es de pega. El caso es que uno de los togados, de amena conversación, me habló de un “comité de la felicidad”, con sede en Bruselas y perteneciente a la UE, que defiende y procura bienestar a quienes carecen de contento, ya sean asesinos o no. En este sentido el ya mencionado Sánchez proporciona dicha a unos, a los terroristas de ETA sin ir más lejos, poniéndolos en la calle por exigencias de quienes lo mantienen en el poder, y desgracia a otros, a las víctimas de los asesinos o a la ya ex directora del CNI Paz Esteban sin ir más lejos, entregando en bandeja platino su cabeza al independentismo catalán, por aquello de no renunciar a su falcon privado ni al colchón de Moncloa. Este tipo sólo es fiel a su sillón de presidente y al resto, que les den, me arriesgo a decir que hasta a su señora, cuyo papá, según me han dicho mis amigos vascos la otra semana, se dedica al bonito negocio de las saunas con final feliz para camioneros, ustedes ya me entienden. Esto me lo susurraron mientras celebrábamos la felicidad de estar juntos en un lugar único, como lo es la Torre Loizaga, a pocos kilómetros de Bilbao.

Como veníamos diciendo, el gobierno muestra un nulo respeto a las instituciones del Estado y a los españoles con mentiras, patrañas y maniobras como la “autodenuncia” de espionaje para poder cesar a la directora de la inteligencia del país y así entregarla al catalanismo en la más absoluta de las impunidades. “El gobierno tiene la conciencia tranquila”, repetía una y otra vez el fiel escudero Bolaños, a quien Olona llamó el ministro perejil “por estar en todas las salsas, en este caso en todos los fiascos” en la sesión de control del pasado miércoles y resaltó las “grandes ideas que materializa metiendo a ETA y a los golpistas catalanes en la comisión que controla los secretos oficiales”. Claro, hay que proteger al jefe de unas elecciones anticipadas, que con toda probabilidad perdería ya que el “efecto Feijóo”, más bien el “huracán Feijóo” le llevaría a alcanzar Moncloa holgadamente, venciendo así a un socialismo desnaturalizado y entregado a los etarras y al golpismo –también al comunismo-, por su debilidad política y electoral. Este “huracán Feijóo debilita también a un próspero Vox y anula y sentencia definitivamente cualquier opción de restablecimiento del voto a Ciudadanos, que cada vez huele más a difunto.

Pero permítanme que vuelva a Macarena Olona quien espetó a Irene Montero la siguiente frase: “usted no tiene ni idea de lo que es ser mujer. Quiero romper las cadenas que nos ha impuesto el feminismo que representa”. La otra no pudo contestar. Más bien, no supo. Como tampoco supo qué decir Mónica García cuando se quejaba de “bulling político”, a lo que Ayuso le apuntó que “en este oficio hay que venir llorado de casa”. Todo un espectáculo de zascas.

CODA. De los abdominales de Letizia: me dan envidia, incluso mucha envidia, pero, claro, hay que invertir mucho tiempo y dinero en un entrenador para conseguir esa tonificación. Muchos dicen que se ha pasado con tanta musculatura y también en su empeño por exhibirla. Tan es así que en twiter se han burlado hasta la saciedad del brazo desnudo con el que saludó a la ministra Maroto, digno de Arnold Schwarzenegger, leyenda del culturismo y referente para muchos si hablamos de un físico esculpido.