Rey Emérito

Vuelva pronto, señor

El emérito sabe que su papel hoy es estar a las órdenes del Rey Felipe

Partamos del hecho de que a don Juan Carlos le van a criticar por cualquier cosa que haga. Tanto si duerme en Zarzuela como si lo hace en casa de un amigo, si viaja en avión privado como si va en bussines, si viene a España como si se queda en Abu Dabi. La izquierdona criticona no perdona que el emérito haya sido Rey porque su objetivo declarado es la república confederal plurinacional. Olvidando que fue don Juan Carlos quien trajo la democracia a España y legalizó al Partido Comunista y a las izquierdas separatas que estos días se agolpan para ver quien insulta más al anciano Borbón, varias veces operado de cadera y de columna, agobiado por las prótesis y afectado de una enfermedad degenerativa.

De manera que da igual que haya sido eximido por la fiscalía suiza y la española de toda responsabilidad penal. A los ojos de la progredumbre, don Juan Carlos es culpable. No sabemos si quieren encarcelarle pese a haber sido absuelto, lapidarle a pedrada limpia como es costumbre en el Irán socio-podemita, o azotarle a latigazos hasta que sangre, como decía el otro en su WhatsApp.

La realidad es que don Juan Carlos ha vuelto y lo único que ha encontrado en la calle es cariño. Tal vez sea porque la gente le quiere. Pero también de eso es culpable. De los aplausos, de que le pidan que vuelva pronto, señor, de la expectación creada en Sanxenxo, de las decenas de cámaras allí instaladas y del recibimiento con retransmisión en directo en el Aeropuerto de Vigo. ¡Lo montó todo el emérito! Le acusan al hombre de organizar una romería, cuando eso podía haber sido evitado permitiendo que durmiera con su hijo en Zarzuela, por ejemplo, soslayando cualquier contacto con la calle. Pero no, eso lo prohibió Sánchez. De manera que si no tiene casa, pese a tener hijos, en algún lado tenía que pernoctar. Y entonces le zurran por irse de regata, como si le hubieran dejado alguna alternativa.

Errores personales al margen, don Juan Carlos ha sabido ejercer su papel institucional asumiendo las riendas del Estado de manos de Franco, instaurando la democracia, derrotando al golpe de Estado, representando a España y favoreciendo contratos como el del Ave a la Meca o la ampliación del Canal de Panamá, que reportaron grandes beneficios para nuestras empresas y trabajadores. Todo auspiciado y animado por las distintas Presidencias del Gobierno y los Ministerios de Comercio y Exteriores. ¿Alguien lo duda?

Da igual. Lo que procede ahora es pegarle a Don Juan Carlos, como hicieron ayer la portavoza y Marlaska. En vez de buscar una solución al problema, se dedican a agrandarlo. En vez de explicar por qué desaparecieron 680 millones de las arcas públicas en Andalucía, propalan el infundio. Menos mal que el emérito sabe bien que su papel hoy es estar a las órdenes del Rey Felipe VI. Ni más ni menos. Pero si no le dejan dormir en Zarzuela y le obligan a irse de regata a Sanxenxo, tiene poca salida. No queda más que aguantar al coro de loros que le denigra con chismes, le niega la presunción de inocencia y le quiere condenar como sea, pese a haber sido absuelto. Unos demócratas.