Opinión

Milagro rociero de la reforma laboral

Notas del dos de junio, paso de hermandades rociares por el Guadalquivir en Sanlúcar de Barrameda. Hay trasiego de carretas, avemaría muy de mañana, sombreros, madroños y medallas. Desde la M30 puedo escuchar los cascos de los caballos sobre las rampas de las barcazas camino de Doñana. Hay cumbre mundial de la primavera, arenas, coplas, rezos, un Normandía inverso de desembarco de Romeros. Tomo la salida de la M30 con el corazón encogido y pequeño: llevadme con vosotros, que quiero ser marismeño.

En Sevilla se ha aparecido Jose Félix Tezanos, gran palomo sanchista. Dice el ‘Cis miarma’ que el candidato popular Wanda Moreno Bonilla conseguirá una victoria imperial. Son las predicciones Tezanos, no pueden fallar. Yo si fuera Feijoo pondría mis barbas a remojar.

¿A qué tanto voto a la derecha?, se preguntan los encuestistas. ¿Y el granero felipista? Siempre hubo una derecha andalucista. Se llamaba Partido Socialista.

Han salido las cifras del paro -cohetes, flautas y tamboriles-. Menos de tres millones de parados y algunos parecen enfadados. En Españita si los datos son buenos y estás en la oposición, las cifras del paro siempre te parecen un mojón. Con todo se han dado algunos casos curiosos en el reino de Yolanda Díaz -dispara contra el sol con la puerta del ocaso-. Un vendimiador trabajaba dos meses y los otros diez en el paro. Ahora que es fijo discontinuo, aunque solo trabaje dos meses, de las cifras del paro ha desaparecido. Trabaja lo mismo pero los números no están tan mal. No me sean descreídos, hay milagro rociero en la reforma laboral.